Nuevamente los “médicos” tecnócratas perseveran en suministrar, al paciente mexicano, las recetas del FMI/BM, reducidas a una política de “austeridad y profundización de las reformas estructurales”, que alienta el entreguismo de los disque “defensores de la patria” que persisten en su entrega de los recursos nacionales y acusan a los opositores de estar “mal informados.”
Pero quienes administran el poder, se ocultan bajo la llamada “austeridad” necesaria para salvar a la nave de “gran calado”. Pero veamos la realidad. Las autoridades electorales del estado de México, ante las próximas elecciones estatales establecieron “un tope de campaña inusitado, el más alto del país y de la historia mexiquense, más de 285 millones de pesos, para cada partido” (Revista Proceso). Esta cantidad, según un diario local mexiquense –Alfa Diario–, alcanzarían para comprar lo siguiente: “17 millones 12 mil kilos de frijol; 20 millones 557 mil kilos de tortilla; o construir mil 140 casas de interés social.” ¡Viva la austeridad!
Los kakistócratas del país, no dejan de insistir, día tras día, en las bondades de las reformas estructurales, ya sea en el terreno educativo (Aurelio Nuño y su reforma punitiva) o de la reforma espejo en materia fiscal, dónde se pretende, imitar la política yanqui, reduciendo los impuestos a la oligarquía transnacional. En el caso mexicano, la propuesta “novedosa” de incrementar el cobro del predial, acompañado de mayores descuentos fiscales a las “honradas y competitivas empresas del país (sic).”
Así que, a una sociedad mexicana, harta y cansada de tanto cinismo e impunidad de todas las autoridades del país, sólo se le ofrecen discursos con promesas de “Bajar los precios de los combustibles; “verdades históricas”; crecimientos sostenidos; control de la inflación; modernidad y un sinfín de logros”. Es el momento de abandonar el fracasado modelo neoliberal y remplazarlo por otro de corte nacionalista que recupere algunos principios de anteriores gobiernos –con todos sus defectos–, pero que cuando menos sus crecimientos económicos (reales) alcanzaron el orden de 5 por ciento hasta 7 por ciento anual.
Los mexicanos, vemos cómo, cada día que pasa, el poder adquisitivo del salario se desmorona ante un agresivo incremento de precios por parte de los “sufridos comerciantes” que, pretextando los incrementos a los combustibles, han dado rienda suelta a su voracidad no importando, ni comprendiendo, que los trabajadores del país se enfrentan a estos incrementos de precios percibiendo risorios salarios.
¡No se olvidan los triunfos de mexicanos como Benito Juárez y Lázaro Cárdenas!