Un ciclo de proyecciones de cortometrajes de jóvenes realizadores, la entrega de los reconocimientos a la trayectoria de artistas, educadores, medios de comunicación, luchadores, activistas e indígenas que luchan por la justicia social, así como una revisión de la negritud en México, la llamada “tercera raíz” invisibilizada y hasta negada en estados como Puebla.
Con nuevos bríos, esas son las acciones que Cinearte realizará en próximas fechas, luego de un periodo de receso público más no educativo ni cultural, que los llevó a dejar el Centro Histórico para ubicarse en la zona de los Fuertes, en la avenida Lanceros de Oaxaca número 64, en la colonia Lomas de Loreto, aquí en la ciudad de Puebla.
José Luis Reza y Beth Witten, director y subdirectora de Cinearte, son los encargados de organizar esta serie de actos con los que, “frente a un nuevo escenario político”, les permiten como creadores enfrentarse “con mejor sustento y mejor parados, con los pies en la tierra”.
Durante una entrevista, señalan que, de inicio, para los sábados 4 y 11 de agosto y con entrada libre, se hará la proyección del programa Talentos Emergentes de Cinearte, el TEC, con la proyección de cortometrajes realizados por los alumnos del Diplomado de Realización de Cine.
Indicaron que el 4 de egosto se exhibirán Gypaetus, El Tiempo y Abuela; mientras que el 11 de agosto tocará el turno a Omnipresente y 8ch. Abundaron que dichos filmes “reflejan las inquietudes personales permeadas por el ansía de Hollywood” de jóvenes cineastas, no obstante, dejan ver que hay inquietud y preocupación por subcontexto.
Por tanto, expuso Reza, con su proyección se busca que los jóvenes exhiban su obra y la misma se confronte con el espectador, para que su trabajo fílmico no esté alejado de sus comunidades, sino más bien apegados a ellas. “Que piensen en el espectador y no solo en el entretenimiento”, acotó el cineasta de oficio.
En el caso de la entrega de los Reconocimientos a la trayectoria, expuso que se trata de un esfuerzo por destacar, desde la sociedad civil y hacia la sociedad civil, a quienes han hecho y trabajado por sus comunidades.
En ese sentido, Beth Witten indicó que hasta el momento se tiene planeadas cinco categorías, aunque éstas podrían crecer: Arte y cultura, Educación, Justicia social, Medios de comunicación y Pueblos indígenas.
José Luis Reza acotó que dichos reconocimientos tienen su génesis en la primera edición del Festival Internacional de Cine y Video Indígena (FICVI), cuando en 2010 entregó una presea a don Ciro, ícono de la música de Huapango.
Ahora, de manera más formal y con la intención de que a futuro los reconocimientos formen parte del FICVI, se busca que el proyecto reconozca a quienes desde su campo han apostado por la defensa de los derechos humanos y la libertad.
Programados para octubre próximo, señaló que, en suma, es un ejercicio de visibilización, una palabra que quizá se ha vuelto un cliché, pero que en su caso significa el empeño para nombrar a quienes “han demostrado que las cosas pueden cambiar”.
También, como apuntó Witten, que si su trabajo y aportación ha sido sobre su comunidad también es necesario reconocerlos desde ahí: “Si empezamos desde lo local el cambio puede ser mayor”.
Por último, sobre la nueva edición del FICVI que se hará en marzo de 2019, luego de casi dos años de pausa, el director de Cinearte señaló que estará dedicado a la negritud presente en México.
En el festival, detalló, estarán presentes aspectos como la parte legal de los grupos de raza negra que están olvidados y no son reconocidos de la misma forma como lo son los pueblos indígenas u originarios de México, o la manera en que la educación es también asunto de racismo, teniendo como ejemplo una universidad afromexicana en la costa compartida entre Guerrero y Oaxaca que no ha sido reconocida por la SEP.
Asimismo, la manera en que la llamada tercera raíz no es reconocida culturalmente, sino más bien opacada, disminuida y negada por la sociedad y el propio Estado, así como el racismo y el desprecio que existe de manera social.
En el FICVI, apuntó, estarán también contempladas las artes, la música y por supuesto la creación fílmica hecha por realizadores o con temática afromexicana. “Es evidente que la negritud ha sido una raíz ocultada y negada, y en estados como Puebla hasta desaparecida”, concluyó el director del documental La Huaca, barrio de negros.