El secretario de Salud, Armando Ahued, informó que tras el sismo del 19 de septiembre se han otorgado más de 90 mil atenciones psicoemocionales por estrés pos traumático, ansiedad, depresión, problemas alimenticios e intentos suicidas.
Las brigadas desplegadas en la ciudad y en los centros de salud también orientaron a los padres de familia sobre la conducta que deberían tener hacia sus hijos, varios de los cuales “han vuelto a hacerse pipí en la cama o necesitan dormir con sus papás”, señaló Armando Ahued.
Algunas personas sin embargo fueron canalizadas al Instituto Nacional de Psiquiatría, los hospitales Fray Bernardino de Sahagún o Juan N. Navarro, o las clínicas de atención sicológica de la dependencia, pues el “sismo nos puso a prueba en algo que no se había dado nunca”, dijo.
En el simposio: “Interrelación del Bienestar Emocional y el Trabajo en la Salud Mental de las Personas” calificó la atención psicoemocional otorgada a la gente, como “un gran logro de esta administración, dada la impresionante afectación en la salud mental que vimos”.
Los niños “no habían vivido un episodio de este tipo, solos, sin los padres, en la escuela, fue muy impactante; así como para tres generaciones de jóvenes, a lo que contribuyó las imágenes difundidas en las redes sociales”, explicó.
El estrés, ansiedad y depresión, señaló, se reflejó en varias personas, algunas recurrieron a medicarse porque no podían dormir ante el temor de que la alarma sísmica sonora, y “era ocultar la manifestación de un problema, cuando se requiere sacarlo, hacer catarsis”.
Comentó que, muchos niños empezaron a hacerse pipí en la cama, dormir con los papás, aislarse, comer más o dejar de comer, por el impacto psicoemocional sufrido, siendo necesario que expresen sus temores a través de dibujos o juegos.
La solución para revertir esa conducta es hablar con ellos, explicarles qué es un sismo y qué lo genera, “no regañarlos si se hacen pipí o darles nalgadas, y dejarlos dormir con sus papás para darles seguridad, no burlarse, porque viven un momento post traumático”, dijo.
Mencionó que, dicha atención psicoemocional también se brindó en los reclusorios, donde el personal de las áreas de salud estuvo al pendiente, los internos “no fueron ajenos y gran parte de su preocupación era qué había pasado con sus familiares afuera y los de afuera, querían saber cómo estaban ellos. Así que hubo información y atención”.
Información de La Jornada