A un año del sismo que devastó miles de inmuebles en la Sierra Mixteca, el valle de Atlixco y el Altiplano poblano, la situación sigue siendo dramática, pues muchas casas se encuentran en obra negra, apenas están iniciando la reconstrucción o se encuentran reducidas a ruinas.
Los damnificados, antes habitantes de esas viviendas, fueron abandonados a su suerte y se vieron obligados a migrar a Puebla o a la Cuidad de México para refugiarse con familiares o conocidos.
Quienes se han quedado, aseguran que la recuperación ha sido imposible por la demora en los apoyos del gobierno federal y estatal.
Pero una nueva calamidad se agrega a la región de la Mixteca y el valle atliscense: desconfiados ante el riesgo de que sus pertenencias les sean robadas o sufran algún otro tipo de daño patrimonial, los pobladores de la zona de se muestran celosos ante la llegada de cualquier extraño al punto de que periodistas y pobladores que son vecinos optan por abstenerse de entrar en estas regiones por la amenaza de ser linchados.
Eso particularmente sucede en la región de San Antonio Alpanocan, donde el crimen organizado se ha manifestado a través de extorsionadores, por lo que los pobladores han tenido que aliarse con sus vecinos de las comunidades de Morelos para poder hacer frente a la delincuencia.
Pero sin duda una población que puede ejemplificar el estado de la cuestión sobre la reconstrucción es Metepec, una población cercana a la capital de Puebla y colindante con Atlixco, que resultó ser una de las más siniestradas por el movimiento telúrico del año pasado.
La misma tarde del 19 de septiembre, cientos de personas se volcaron en ayuda para la gente de Metepec e incluso hizo acto de presencia en la zona de desastre el gobernador, José Antonio Gali Fayad: se hicieron promesas de apoyo total para los perjudicados y se prometió una reconstrucción veloz.
La realidad, a 365 días de distancia, es otra: en calles como Progreso se pueden ver todavía escombros, acomodados en círculos y muchas casas estragadas, con cuarteaduras, apuntaladas y hoyos. En otros casos se aprecian lotes baldíos, no hay nada en pie, ni ruinas ni nuevos inmuebles para sustituir los perdidos.
Ayer, por ejemplo, había varios piquetes de albañiles trabajando en algunas casas. Ellos aseguran que la demora en la reconstrucción se debe a que el dinero prometido por el gobierno de la República que preside el priista, Enrique Peña Nieto, no ha sido entregado por completo o ni siquiera ha llegado en partes.
Otros más responsabilizan a la administración estatal que encabeza Antonio Gali Fayad en la demora.
Algunos damnificados hablan de empresas y fundaciones que prometieron ayudar y les apoyaron con la edificación de cuartos, pero aseguran que ignoran sus nombres. Lo cierto es que para muchos la situación es insostenible.