Me gustan los estudiantes/ porque son la levadura/del pan que saldrá del horno/con toda su sabrosura. /Para la boca del pobre/que come con amargura. /Caramba y zamba la cosa, /
¡viva la literatura!
Violeta Parra.
No soy lo suficientemente mayor para tener claridad vivencial de los hechos del 68. Sin embargo, muchas de mis fidelidades, mi ser y hacer en el mundo, están estrechamente conexas con las movilizaciones mundiales de 1968. Ya sea el mayo francés, las movilizaciones contra la guerra de Vietnam, la masacre de estudiantes en Tlatelolco, Praga, Río de Janeiro, etcétera. El mundo se reconfiguró a partir de los movimientos sociales de ese año. A 50 años de ellos, me interesa explorar los aprendizajes.
En el actual contexto de incertidumbre, violencia y terror, es importante mirar las luces que dieron esperanza en otros tiempos y comparten su estela a movilizaciones contemporáneas. 1968 marcado por movilizaciones sociales, legítimo estandarte en las luchas por los derechos fundamentales en el mundo. La memoria reconoce como un año de pensamiento crítico, rebelión y emancipación. Uno de los momentos en la historia, que cuestionó y resignificó el estatus quo imperante. La crítica a las violencias, la explotación, el patriarcado, los racismos, entre otros aspectos que convocaron las movilizaciones de la época, continúan siendo referentes fundamentales para comprender tanto los retos como los logros en el marco de los derechos económicos, sociales, civiles, ambientales, etcétera.
Jóvenes de diversas regiones, propusieron otras formas de organización social, brigadas estudiantiles, movilizaciones obreras, programas comunitarios, contrastando con lo BBV (blanco, burgués, varón) del orden establecido. Se cuestionaba la depredación ambiental, racismos y formas de discriminación que históricamente ha promovido el capitalismo heteropatriarcal. La revolución parecía una propuesta posible.
Resultó un momento en ebullición, particularmente efervescente, desde donde se construyeron principios de muchos movimientos sociales que iniciarían en esa década, pero que prevalecen o emergen hasta nuestros días. El mundo se reconfiguró en diversos ámbitos en tanto los cuestionamientos y críticas sociales que los movimientos de la época develaron a través de protestas, arte, comités comunitarios, brigadas, etcétera. Las propuestas que surgieron en el 68, continúan siendo un referente, fue parteaguas que generó consciencia social. Posibilitó desnaturalizar lo que en el ámbito internacional se presentaba como determinado, incluso como necesario y, por ende, posibilitó criticar y desmontar prácticas de despojo, violencia y discriminación. Las movilizaciones evidenciaron la violencia y represión del sistema en que vivimos. Fue un año que cobró muchas víctimas. Las estrategias de los gobiernos, como muchas tantas veces, fueron las desapariciones forzadas, los presos políticos, la tortura y asesinatos. También desplegaron dictaduras. Sin embargo, no cabe duda que las movilizaciones de 1968 abrieron un camino importante a las demandas sociales de muchos grupos históricamente silenciados. Permitió entonces generar un pensamiento crítico y consciente, que debemos continuar fortaleciendo. No permitamos el olvido. En 1968 el mundo cambió, eso interpela nuestro presente actuar.