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Educación Especial: el modelo social o las barreras al aprendizaje

2012-10-09 04:00:00

El libro El modelo social de discapacidad: orígenes, caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CERMI, 2008, España, pp. 523), Agustina Palacios desarrolla un modelo de cuatro componentes para analizar la historia de los derechos de las “Personas con Diversidad Funcional” (PDF): 1) noción de persona con discapacidad, 2) tratamiento de las personas con discapacidad, 3) medios de subsistencia de las personas con discapacidad y 4) respuestas sociales.

Este modelo permite distinguir tres grandes etapas en el desarrollo de los derechos de las PDF; el primero lo denomina prescindencia, el segundo rehabilitador y el tercero social.

Con relación al primer modelo encontramos que en sociedades como la griega y la romana, no existen los derechos individuales, “el ciudadano quedaba enteramente sometido a la ciudad”, de ahí que fuera natural que el Estado evitara a toda costa a aquellos sujetos que no fueran “provechosos a las necesidades de la comunidad” y, por lo tanto, se “prescindía” de ellos a través de su exterminación desde el nacimiento. Esto se modifica en la etapa medieval en que las PDF son consideradas parte fundamental de la sociedad porque son el mecanismo a través del cual los individuos pueden ejercer la caridad para ganarse el cielo, que es propiedad exclusiva de los pobres.

La persona adulta que como resultado de la guerra se convertía en una PDF, podía esperar que el Estado, y después la iglesia, se hiciera cargo de ella, en razón  de que constituía un ejemplo y un aliciente para los guerreros al saber que en caso de no morir, tendrían posibilidad de una sobrevivencia digna o era el camino a través del cual “un rico podría pasar por la ojiva de una aguja”.

Por cuanto hace al segundo elemento del modelo, los niños en estas sociedades eran considerados como una “simple propiedad” de los padres y de la ciudad, quienes tenían la obligación de convertirlos en ciudadanos virtuosos o ideales, luego entonces el niño que nacía débil o deforme, se le abandonaba o se le daba muerte de forma directa. Durante el medievo los niños que lograban sobrevivir, se dedicaban a la mendicidad o acudían a las instituciones de la iglesia para recibir algún auxilio.

La forma de subsistencia de las personas con discapacidad estaba ligada a la atracción que los gobernantes sentían por las llamadas “monstruosidades”, es decir, por aquellos sujetos que presentaban alteraciones físicas pero lograban sobrevivir, lo que determina que se conviertan en objetos de colección para ser expuestos y en algunos casos para servir de amuletos o bufones.

La respuesta social a las PDF era muy simple, la eliminación en razón de ser consideradas como un castigo o una advertencia de los dioses al romper su alianza y porque se consideraba que eran una carga para los padres y para la sociedad. Durante la Edad Media, la sociedad excluye o margina a las PDF; por un lado, con un trato misericordioso de la caridad y, por el otro, como rechazo y marginación, por lo que la exhibición de las deformidades físicas se convierte en el vehículo para que la sociedad otorgue una limosna para atenderlos, aunque fuera de forma asistencial.

Los principios fundamentales del modelo rehabilitador tienen que ver con el reconocimiento de que las PDF son producto de una desviación de carácter biológico o psicológico y en ese sentido son tratadas como personas enfermas que pueden ser “curadas” para que vuelvan a tener una vida lo más normal posible, “y la educación especial se convierte en una herramienta ineludible en dicho camino de recuperación o rehabilitación”.

Por cuanto hace al sujeto, este puede ser producto de cualquiera de estas condiciones: 1) una desviación o alteración de carácter biológico o psicológico, 2) una invalidez producida como consecuencia de un accidente laboral o de otro tipo y 3) una mutilación producto de la guerra, lo que significa que las causas que provocan la diversidad funcional son congénitas o adquiridas, pero son atendidas por la vía de la habilitación o rehabilitación. 

El punto de partida de la conceptualización de las PDF es la comparación con lo que se considera “normal”; en el caso biológico la presencia funcional de todos y cada uno de los órganos, y en el caso psicológico, la comparación con una medida estadística de la inteligencia.

El modelo rehabilitador surge y se desarrolla a fines del siglo XIX y principios del XX  en el que el Estado se convierte en el representante de la sociedad y en ese sentido tiene como tarea impulsar tareas que faciliten el logro de la potencialidad del ser humano a través de la política pública, inicialmente de asistencia social, luego de seguridad social hasta llegar al bienestar social.

Esto determina que el Estado sea el que cree instituciones para que toda la población con discapacidad congénita o adquirida sea habilitada o rehabilitada a efecto de que pueda llevar una vida lo más cercana posible a la normal, el medio de subsistencia está determinado por la política social del Estado a través de la educación especial.

En razón de que el trabajo es lo que posibilita la participación de las personas en la sociedad, porque permite obtener ingresos para hacer frente a todas las responsabilidades de la reproducción y el Estado contribuye a ellas, para las personas con discapacidad una vía de rehabilitación lo va a constituir el llamado trabajo protegido.

La sociedad considera que estas personas están enfermas y no pueden responder a los roles sociales que debe desempeñar cualquier persona normal, por lo que crea instituciones para atenderlas bajo el principio de que sus derechos deben ser tutelados, ya que carecen de la capacidad para hacerlo.

El modelo social parte de que la sociedad capitalista, al asumir como valor fundamental la competencia, excluye a muchos de sus integrantes, y en mayor medida a aquellos que son diferentes, lo que determine que asuma como valores fundamentales el reconocimiento de la diversidad y la demanda de la inclusión.

Esto encuentra eco en el desarrollo de los movimientos por los derechos humanos que pugnan porque todas las personas tengan la posibilidad de participar de la sociedad, lo que surgió inicialmente como una demanda de respeto a los derechos civiles en los Estados Unidos como mecanismo del ejercicio de la libertad individual y en ese sentido determinar sus propios servicios de mercado en aras de “una vida independiente”.

Cobijado por el sistema de bienestar social del Reino Unido, surge el “modelo social” en el que se plantea que: “las personas con discapacidad son discapacitadas como consecuencia de la negación por parte de la sociedad de acomodar las necesidades individuales y colectivas dentro de la actividad general que supone la vida económica, social y cultural”.

En razón de que se establece “una distinción entre deficiencia –la condición del cuerpo y de la mente– y discapacidad –las restricciones sociales que se experimentan–”, el concepto de sujeto cambia de personas con discapacidad a personas con diversidad funcional (PDF). La diversidad funcional es “esa característica de la persona consistente en un órgano, una función o un mecanismo del cuerpo o de la mente que no funciona, o que no funciona de igual manera que en la mayoría de las personas”.

La discapacidad –entonces– estaría definida: “por los factores sociales que restringen, limitan o impiden a las personas con diversidad funcional, vivir una vida en sociedad.”

A los que en su conjunto se definiría como “barreras a la participación” y en el caso especifico de la educación son conceptualizadas como barreras al aprendizaje.

Las niñas o niños con “diversidad funcional” deben tener acceso a todas las oportunidades de desarrollo que se otorgan a todas las personas y en ese sentido “todos los productos, entornos, procesos, bienes y servicios (deben cumplir) con los requisitos necesarios para poder ser utilizados por todas las personas de la forma más autónoma y natural posible”. Lo que en términos escolares sugiere la promoción de una escuela inclusiva.

El medio de subsistencia de las PDF está determinado por los sistemas de seguridad social como un derecho universal, lo que significa que el Estado garantiza de forma efectiva los derechos a la educación, a la salud, a la vivienda, al trabajo, a partir de la contribución solidaria de la sociedad como un todo.

La respuesta que la sociedad tiene que dar es “normalizando” para adaptarla a las necesidades y demandas de todas las personas de acuerdo con sus diferencias, a fin de lograr un “cierto estándar de vida, a un mismo espacio de participación cívica y, en definitiva, a ser tratado con igual respeto que al resto de sus semejantes”.

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