La serie de los santos niños, una interpretación orgánica y popular: Álvarez Morán

Desde hace 10 años el artista plástico Antonio Álvarez Morán (Puebla, 1959) ha realizado una particular lectura de la imagen del niño dios, la cual, al contrario de las alegorías cristianas que impulsa la iglesia, representan una “interpretación orgánica” de la religión y un reflejo de lo que ocurre en el imaginario popular del país.

Durante una entrevista previa a la conferencia “La aventura con los Santos Niños”, que impartirá este viernes a las 18:30 horas en la Casa del Puente –5 de Mayo número 607–, en San Pedro Cholula, el pintor coincidió en que su proyecto de los santos niños se une a la serie de expresiones populares que demuestran “la libertad del pueblo para suplir y satisfacer ciertas necesidades, en particular de la fe”.

“En México hay una necesidad de creer en algo, de jugar con esas imágenes que demuestran que a 500 años seguimos siendo un pueblo politeísta, a pesar de que nos digan que existe un solo dios y que todas las vírgenes son la misma”, señaló sonriente.

Recordó que el primer santo niño que hizo fue el Pintorcito, mismo que en 2006 formó parte de una exposición simultánea que se mostró en espacios como la galería José Luis Cuevas de la Universidad de las Américas Puebla, el Museo Taller Erasto Cortés y San Pedro Museo de Arte.

“Puebla es un semillero de niños que responde a la abundancia de conventos femeninos; lo mismo pasó en la Ciudad de México, en Querétaro o en Zacatecas, en donde se gestó uno de los más conocidos, el niño de Atocha”, dijo Álvarez Morán.

Para el pintor, el hecho de que hayan existido un considerable número de conventos en Puebla de los Ángeles provocó la creación de niños que respondían a las necesidades del lugar. Como ejemplo recordó al famoso niño doctor de Tepeaca, del que se cuenta nació a partir de que unas monjas josefinas lo vistieron y empezaron con su adoración, cultivando su fama en la región poblana.

Es de notar, continuó el artista, que la imagen de Jesús niño representa para las monjas al marido espiritual que tendrán en la vida religiosa. “No es visto como su hijo, sino como su esposo, a quien le llaman cariñosamente como esposito, y lo visten y calzan”, señaló.

Recordó además las pinturas en donde aparecen las monjas coronadas –es decir, al tomar los votos– mientras sostienen en su lecho a un niño dios, el cual forma parte de su ajuar con el que toman los hábitos.

Antonio Álvarez comparó que en otros centros católicos, como los de España, no se tiene esta lectura plural del Jesús niño, ni se le da una personalidad tan abierta.

Consideró que su obra, la cual además del niño Turista y el Pintorcito, integra al niño albañil, al niño Licenciadito, al niño Traductor, al niño de la Sonrisa, al niño Cieguecito, al niño de los Peyotes, al niño Prodigio y la divina infantita, contribuye al “santo niñismo popular”.

En lo que se refiere a la serie del “Santo niño Turista” que se exhibe en la Casa del Puente, explicó que se gestó a petición de su titular, Fabián Jiménez, quien le pidió mostrar a los santos niños, los cuales se encuentran empotrados en las paredes en lo que el artista ha llamado “ensamblajes”, una suerte de cajas cubiertas por un cristal, en las que a manera de collage, se integran objetos miniatura de diversos materiales –del plástico al metal–, con paisajes, fotografías, placas, documentos, entre otros.

Destaca que Katia Perdigón había escrito que la obra de Álvarez Morán “interpreta y reinterpreta de manera singular al hijo de dios, de manera respetuosa e imaginativa, que lleva más allá el concepto religioso, actualizándolo en el México contemporáneo y acercándolo a una identidad de lo cotidiano, a los oficios y a las nuevas necesidades”.

Para la antropóloga, la obra del artista expresa la imagen del santo niño “en lo lúdico y en lo religioso, planteando imaginarios y perspectivas en la búsqueda de encontrar nuevas interpretaciones por medio de diversas técnicas como la pintura, el dibujo, la gráfica, la linografía, la calcografía, la xilografía, la serigrafía, el tránsfer, la instalación, la fotografía y el objeto”.