Arrasa Codesa con tierras de cultivo en Nopalucan para crear las plataformas de Audi

Tienen el tamaño de un estadio de futbol, y dentro de ellos podría caber casi en su totalidad la Catedral de Puebla. Se trata los tres bancos de material que la empresa Construcciones y Desarrollos Inmobiliarios Santa Fe (Codesa), que en menos de cuatro meses extrajo más de 30 hectáreas de tierra para la construcción de las bases sobre las que instalarán las naves de la armadora alemana Audi.

Estos bancos, ubicados tras unos cerros del ejido Santa María Ixtiyucan, del municipio de Nopalucan, al centro del estado de Puebla, están causando problemas ambientales, patrimoniales, riesgos de protección civil, pero sobretodo, decepción social del “proyecto de progreso y transformación” que sería Audi en la región,

Por el contrario, dijeron los campesinos que ahora se oponen a que se siga extrayendo más tierra fértil, las casas del barrio de San Sebastián están a menos de 500 metros y podrían sucumbir ante deslizamientos de tierra; con el inicio de las lluvias en la región, el agua está buscando su cauce natural en las barrancas, mismas que ya fueron tapadas por Codesa y otras más están por desaparecer, pues ya compró otras 20 hectáreas para continuar extrayendo el material.

Conejos, tlacuaches, algunos reptiles y otra fauna local fue desplazada y ahora habita en los corrales de las casas más cercanas, tras la destrucción de su hábitat natural. La extracción de arena destruyó vestigios arqueológicos que se encuentran por doquier en esta sección de Nopalucan.

Durante un recorrido realizado por La Jornada de Oriente se pudo observar que las máquinas de Codesa trabajan día y noche, el primer turno comienza a las 7 de la mañana, mientras que el segundo culmina a las 3 de la mañana del día siguiente. No hay días de descanso; la empresa exige que la plataforma esté lista para iniciar la colocación de las naves donde estarán las líneas de ensamblaje de los automóviles de lujo, una tarea que cada vez parece más complicada y al meta de tiempo difícil de cumplir.

La familia Medina, integrante del recién creado Frente de Defensa de las Tierras Nororientales del estado del estado de Puebla, relató que cuando Codesa comenzó a comprar estas hectáreas, a mediados del año pasado, dijo al comisariado ejidal y al ayuntamiento de Nopalucan que serían para la construcción de viviendas residenciales y medias, para los ejecutivos y el personal calificado de Audi.

“Muchos se emocionaron. Pensaron que el pueblo se iba a transformar y la idea de progreso iba a traer mejoras en los servicios públicos, inversiones. Luego descubrimos que fue una vil mentira, porque no hicieron ningunas casas. Comenzaron a llevarse la tierra; antes era de cultivos, pero ahora son unos hoyos enormes que nos ponen en riesgo a todos. Nopalucan es el más perjudicado por Audi”, comentó Luis Medina parado al pie de uno de estos bancos que hasta hace poco era una barranca.

“Está mal planeada esa empresa; es una ocurrencia ponerla ahí”, agregó este hombre, quien explicó que las 400 hectáreas donde se están instalando las naves de Audi están sobre un llano lacustre; ahí se han registrado severas inundaciones, como las de octubre de 1999, o penas hace unos días.

La altura de la plataforma es de 4 metros, pero diariamente tiene que ser rellenada diariamente porque se hunde, mencionó.

“Debajo de esos llanos hay mucha agua, a uno o dos metros bajo tierra ya hay porque es una zona de recarga, ahí va a parar toda el agua de lluvia de los cerros. Por eso es que se hunde y siempre se va a hundir”, comentó.

350 mil pesos por hectárea

Evelio Mendoza tira de una yunta en su predio de cuatro hectáreas. Viene cada fin de semana a trabajar la tierra. Ahora está sembrando maíz y frijol y aunque Codesa le ha ofrecido comprarle otros predios de su familia, afirmó que por ningún motivo venderá.

“Aunque me den un millón, ¿eso cuánto puede durar? De aquí sale comida para mis hijos para mis nietos; ellos van a tener un día nietos y la tierra va a seguir, pero el dinero no me va a durar ni un mes”, comentó tras señalar que está enterado de lo que ocurre a unos metros de su parcela.

Relató que el año pasado un enviado de Codesa llegó a las reuniones ejidales. Ahí ofreció 600 mil pesos por cada hectárea para el supuesto proyecto inmobiliario; al final, la empresa negoció por separado con cada ejidatario y les entregó 350 mil pesos por hectárea.

Indicó que los campesinos que si aceptaron vender obtuvieron entre 3 y 5 millones de pesos por sus tierras. La mayoría se fue del municipio; otros hacía tiempo que dejaron de habitar ahí y les fue fácil deshacerse de esas tierras.

Pero otros más decidieron no vender. Codesa aplicó una estrategia común entre quienes se resisten a vender sus predios: comprar todos predios que están alrededor y cercarlos, haciendo que sea imposible cruzar a sus terrenos.

Incluso la constructora ha dispuesto de predios que no le han sido vendidos, cruza por en medio de ellos o les extrae tierra.

En un terreno propiedad de una ejidataria, Codesa colocó una cámara de videovigilancia como las que utilizan las corporaciones de Seguridad Pública en la capital para monitorear las avenidas. La torre y la cámara están ahí, justo donde inicia el borde de uno de los bancos de tierra, espiando a quien se acerque y cruce por los terrenos que ya están marcados para su próximas extracciones de tierra.

Ni los ven ni los oyen

Eduardo, Luis y Guillermina Medina presentaron un escrito el 23 de mayo en la Secretaría Particular del gobernador Rafael Moreno Valle; en la oficina del secretario de Infraestructura, Cabalán Macari Álvaro y a la oficina del secretario General de Gobierno, Luis Maldonado Venegas.

En su documento, además del daño ambiental, también expusieron que Codesa está realizando un daño patrimonial a la zona, pues excava donde hay vestigios arqueológicos –han sido hallados chalchihuites, metates, ollas completas, figuras humanas, obsidianas labradas, entre otros–, por lo que exigían la intervención de la autoridad para detener estos trabajos.

La única respuesta que hubo fue de la secretaría de Infraestructura, donde Cabalán Macari ni siquiera se dirigió a ellos, sino a Eduardo Álvarez Rodríguez, representante legal de Codesa, donde por medio de un oficio –en copia en poder de este diario–, le recordó que la empresa que es responsable de daños ambientales y, respecto a la extracción de tierra, “con el propósito de evitar más inconformidades, le exhorto a observar el exacto cumplimiento a los documentos ya antes referidos”.