Hace ya casi siete años, de aquel repudio colectivo de las radios y televisoras públicas (marzo 2006) en contra de la aberrante reforma a la ley de radio y televisión, que se había aprobado, en tan conocido fast track, el mensaje de rechazo decía: “Un país sin pluralidad de medios de comunicación sería como escuchar la misma canción todo el día”,...