Manuel Ramos Negrete*
El cine comercial de nuestros días es una experiencia sensorial, que no tendría el mismo impacto emocional, sin un diseño sonoro suficiente para magnificar escenas superfluas que sin el sonido, proyectarían un mensaje ambiguo, tal vez sólo imágenes aburridas.
Cualquiera que haya visto películas como Transformers I, Réquiem for a Dream, El exorcista...