La corrida del domingo anterior ofreció este espectáculo insólito: tres toreros en hombros, para gozo de la parroquia capitalina, que había producido la entrada más copiosa del ciclo. Allá iban, aupados en pos de la Puerta del Encierro, El Juli, Saldívar y Silveti, luego de cortar cada cual dos orejas a sus respectivos primeros adversarios, pues las disímbolas...