Ahí, como una nuez en la nuca,
o almendra apetitosa,
la amígdala secreta miedo
y sus estimulantes
son las penas que sin pan
se vuelven cáncer,
o hambre, meramente,
son la impunidad
con las que salpica su furia
el poder de saña uniformado,
son paladas de tierra revuelta
y billones de gotas de ríos
que colman de oro los...