El Banco de México y las reformas estructurales

En una reunión celebrada en Chihuahua el 20 de agosto, con futuros senadores del PRI, el señor Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, señaló que “el próximo gobierno federal y la nueva Legislatura del Congreso de la Unión tiene el reto de sacar las reformas estructurales, pues es el momento de impulsarlas”. En todo discurso, el principal funcionario de la principal institución monetaria del país, siempre se pronuncia a favor de las reformas estructurales. En vez de hablar de la política monetaria que está a su cargo, y en como ésta debe impulsar el crecimiento económico y la generación de empleos que tanta falta hacen al país, defiende la instrumentación de mayores reformas estructurales de orientación de mercado para que supuestamente contribuyan al crecimiento. Ello evidencia que la política monetaria por él conducida es incapaz de alcanzar tal objetivo, por lo que se tiene que seguir vendiendo y extranjerizando la economía, para que fluyan capitales al país, para que supuestamente éstos hagan la tarde de impulsar el crecimiento.

Las reformas estructurales no son sólo para que la entrada de capitales promueva el crecimiento (que no logra la política monetaria, y macroeconómica predominantes, ni tampoco dichas reformas), sino porque la entrada de capitales es fundamental para viabilizar el propio objetivo de estabilidad del poder de compra de la moneda que tiene el Banco de México. Si esta institución monetaria ha reducido la inflación, no ha sido por el incremento de la productividad y de la producción nacional, de forma tal que se compatibilicen baja inflación con crecimiento económico, sino ha sido por la entrada de capitales, lo cual aumenta las reservas internacionales y la oferta de dólares, lo que permite abaratar su precio (o mantenerlo estable) en términos de pesos, y así con productos importados baratos, bajar la inflación. Ello ha sido a costa de que tales productos desplacen a la producción nacional y nos lleve a tener menos industria, menos sector agrícola, menor crecimiento y alto desempleo y subempleo.

Las reformas estructurales van encaminadas a promover entrada de capitales a través de mayor privatización y extranjerización de Pemex, de la industria eléctrica y demás sectores estratégicos, como la reforma laboral para bajar el costo laboral y así estimular entrada de inversión extranjera para que aproveche tal situación para crecer hacia el mercado externo. También se ubica la reforma hacendaria, que lleva a que la tributación descanse en el impuesto al consumo, y no en el Impuesto sobre la Renta, para asegurar mejores niveles de rentabilidad en las empresas para atraer inversiones. Toda la política económica y las reformas estructurales defendidas por el señor Carstens, como del resto del gabinete económico, saliente y el que viene, están encaminadas a seguir promoviendo entrada de capitales, ya que la economía nacional descansa en dicho capital, pues no tenemos condiciones endógenas para mantener estable el tipo de cambio ni para reducir la inflación, y mucho menos para poder crecer.

Le urge al banco central, como a los que empezarán a gobernar a partir del 1 de diciembre, la aprobación de dichas reformas, para estimular entrada de capitales y así sortear los embates que se puedan presentar ante el agravamiento de la crisis económica internacional. Ello evidencia la fragilidad en que se encuentra la economía nacional, pues dependemos de los flujos de capital, ya que no tenemos condiciones productivas y macroeconómicas para hacer frente a los embates externos. En vez de revertir la política económica que ha generado tal situación, la posición de ellos es seguir vendiendo lo poco que queda del país, y deteriorar las condiciones laborales de los trabajadores para favorecer al capital, como si ello fuera la solución a los problemas del país, sin reconocer que en eso hemos estado en las últimas décadas, y los problemas han sido mayores.