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Yo no voy a dividir a México (I)

Por: Coral Avila Casco

2012-05-08 04:00:00

La acuñación de la frase: “Yo no voy a dividir a México”, por parte del candidato presidencial Enrique Peña Nieto, refleja las entrañas de una buena parte de los problemas que enfrentamos como sociedad y, peor aún, alimenta una amenaza latente de criminalizar todo aquello que sea diferente, proteste y difiera de la “verdad oficial”. Además, esta frase esconde una intención bastante oscura orientada a negar nuestro derecho a la rendición de cuentas y a la transparencia.

Hemos alimentado una malsana necedad de evitar a toda costa el debate y la discusión; hemos evadido el cuestionamiento a quienes ejercen el poder sobre sus decisiones y resultados. Incluso, llegamos a los extremos de querer construir barreras infranqueables entre hermanos, creyendo que todas y todos debemos pensar y ser igual; que tenemos las mismas condiciones y esto no es verdad. Todas y todos tenemos aspiraciones, necesidades, realidades y sueños tan diversos y distintos, lo que no significa que no podamos coincidir en el punto que permite la unidad.

Así como son importantes los consensos, también lo son los disensos. En esta realidad de México y de Tlaxcala, tras esta demagogia del “yo no voy a dividir a México”, se esconde una actitud autoritaria llena de una soberbia brutal, y una negación de lo diferente, es lógico entonces que discriminemos por la raza, el color, la posición, el género y por cualquier otra intrascendencia.

Si caemos en la trampa del “yo no voy a dividir a México”, entonces estaremos fortaleciendo la criminalización de la protesta social, que surge de una divergencia por la violación de los derechos humanos. Entonces, continuaremos propiciando las agresiones en contra de periodistas y defensoras y defensores de los derechos humanos. Con este argumento de “no dividir”, las mujeres pueden permanecer atadas a relaciones violentas que en tantas ocasiones tienen un destino fatal; por “no dividir” solapamos las corruptelas y olvidamos agravios como los de Atenco. ¿Acaso por “no dividir” la voz de los ciudadanos debe permanecer en el silencio? Considero que no, por el contrario, debemos fomentar el debate porque es a partir de éste que se enriquecen las ideas y se vislumbran los otros cómos que no atropellan ningún derecho.

La semana pasada dos sucesos que por no dividir pudieran permanecer ocultos: la intimidación por parte del ayuntamiento de Tlaxcala contra quienes integramos la Asamblea Popular de Familias Migrantes y la agresión a un periodista, ambas reprobables e inadmisibles.

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