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Uno que se va, otro que se queda

Por: Manuel Ramos Negrete

2012-12-14 04:00:00

El 11 de diciembre de 2012, el que se fue, Ravi Shankar (India 1920–2012), dejó abierta la puerta sonora de la música de oriente, la mayoría de la gente reconoce a Ravi por sus colaboraciones con los Beatles, pero en realidad ese trabajo de gurú tira–netas es apenas un guiño de su trabajo. Ravi fue quien con mucha visión e inteligencia musical construyó lo que hoy conocemos como world music, concepto que entrara en el catálogo de las grandes disqueras luego de las colaboraciones que hiciera con los virtuosos de este lado en occidente, Yehudi Menuhin (violín), Jean Pierre Rampal (flauta) y Phillip Glass, entre otras estrellas de la música de concierto occidental.

Ravi echó mano de esas herramientas de venta del llamado bollywood y por su puesto su talento musical, así con la sabiduría musical heredada de su pueblo los ragas llegó a las masas, no fue el primero, claro que no. Oliver Messiaen y otros músicos de la academia ya  habían vuelto los ojos al otro lado del mundo y su sonido. Ravi sí fue el primero en hacer un trabajo de promoción de la música de su pueblo y hacer convivir escalas y melodías populares no temperadas con instrumentos occidentales. La industria de la música cambió etiquetas y ahora en lugar de llamar música folclórica al resto  de los géneros del mundo, las llamó world music, así es más fácil vender en el mainstream. Sin duda la música del pueblo de Ravi está más allá de estas etiquetas y sistemas de venta, consiga un compilado de su música y estoy seguro pasará un momento musical sublime.

El que se quedó en la gozadera y cumplió 100 años el pasado 12 de diciembre, es don Enrique Quique Lucca, fundador de la Sonora Ponceña, nicho de la salsa y música caribeña, allí don Quique formó a su hijo como pianista de la agrupación y Papo Lucca Lucca adquirió las habilidades musicales desde temprana edad. Don Quique formó la Orquesta Internacional en 1944 en Ponce, Puerto Rico, con la dotación clásica de las sonoras de la época: trompetas, percusiones, voces, piano y bajo, la crisis económica lo hizo abandonar el proyecto y en 1954 reorganizó la agrupación para llamarse Sonora Ponceña y esta vez logró formar la leyenda, con mucha influencia de Arsenio Rodríguez, eran un ejemplar extraño de la época, sonaban como sonora, con formato de orquesta, aún así logran posicionar la música. El punto de quiebre de la Sonora Ponceña llegó con la compra de la disquera Inca por parte de Fania Records, con el apoyo de Fania, se promocionaron internacionalmente, algo característico de la Ponceña es desde aquellos tiempos un sonido pianístico jazzista, influencia de Óscar Peterson en Papo Lucca, trompetas y percusiones latinas.

Recomendación: CD. Fuego en el 23, La Sonora Ponceña. Ed. Fania.

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