Sobre las corridas de toros

Desde hace algunos meses se ha subido a la discusión nacional, a través de las redes sociales, una petición que grupos ecologistas y de protección animal llevan años exigiendo: el fin de las corridas de toros.

Petición que me parece justa con sus asegunes, debido principalmente a que su prohibición acarrearía un cambio en la forma de vida de miles de personas. Modificaría economías como la del estado de Tlaxcala y de las personas que viven de lo que venden en las plazas. Además de la extinción del toro de lida, ya que no sería costeable mantenerlo en esas grandes extensiones de tierra que necesita para vivir.

Eliminar toda una cultura que proviene desde hace siglos, más menos desde el siglo XVIII y antes, según algunos historiadores, implicaría borrar de plumazo los enormes grabados de Goya y los diestros artesanos que hacen los trajes de luces. Los pasodobles, las marchas, los decires taurinos que se aplican a la vida diaria, y las grandes historias que implicaban a los matadores. Sería eliminar películas, carteles y personajes. Desde Tacones lejanos pasando por Carmen y hasta Ni sangre ni arena.

En Uruguay prohibieron el box hace años y la gente sigue añorando a sus boxeadores. Lo prohibieron por las mismas razones que ahora se desea prohibir la tauromaquia. Es decir, la idea políticamente correcta de eliminar el dolor en el mundo. Como si el mismo nacimiento no fuera violento. Pero esa es otra discusión.

El Partido Verde en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se ha querido montar en esta petición legítima de muchos grupos pro animales y ecologistas. Ha tomado esta posición para golpear al gobierno de la ciudad. Simple y llanamente.

Si el PVEM en verdad lo fuera no aceptaría que un imbécil como Xavier González Zirión, sobrino del doctor Simil, dueño de las farmacias El Fénix, el mismo que se anunciaba como “–políticos +ciudadanos”, utilizara a un elefante en su inicio de campaña. O que su actual dirigente, el Niño Verde, deforestara hectáreas de ceibas en Cancún para beneficio propio. O haber abanderado a su actual candidato a la Presidencia, quien es un asiduo visitante de las corridas de toros. Digo esto para que los que apoyan la prohibición sepan para quien trabajan.