Logo de La Jornada de Oriente
Cargando...

Semántica neocolonial

Por: Guillermo Aragón Loranca

2012-05-08 04:00:00

Las furibundas reacciones suscitadas en el gobierno español, en el de México, el FMI, la Comunidad Europea y en organismos financieros internacionales, ante la reciente expropiación del 51 por ciento de las acciones de la empresa YPF (explotación de petróleo y gas) por parte del gobierno argentino, revelan un desacuerdo entre la semántica de las naciones y la de los dueños del dinero;  éstos y sus voceros–gerentes, calificaron la medida como un “grave retroceso”, una “medida irracional”, una “agresión a España”, un “grave error para la inversión extranjera”, una medida “que no beneficia a nadie”.

Estas declaraciones dejan en claro varias cosas: que la empresa YPF (filial de Repsol) representa a los intereses del pueblo español y que Rajoy, presidente del gobierno, es defensor de los intereses de la empresa, no de los intereses de los españoles; segundo, que es un sacrilegio siquiera mencionar el asunto de la “soberanía energética” y de la propiedad de los bienes de una nación, pues el capital da por sentado que todos los recursos pertenecen a quien más dinero tenga para explotarlos; tercero, que es inadmisible que se cuestione el dogma neoliberal de que a cualquier precio se requiere de la “inversión extranjera” para supuestamente generar riqueza saqueando los recursos naturales, vendiéndolos en el extranjero y sacando las ganancias millonarias del país, dejando unas cuantas migajas a cambio; cuarto, que la representatividad de una nación la tienen las empresas y los capitales que se ocultan bajo la bandera, de tal manera que afectar sus intereses, implica una agresión al pueblo español; quinto, que el único beneficio que se reconoce es cuando las transnacionales invierten algo de su capital en la explotación de un recurso barato, lo exportan, obtienen ganancias desmedidas que no invierten en el país, gozan de impunidad para violar las leyes laborales, evaden impuestos, compran voluntades mediante sobornos (como el caso Wal–Mart) y hasta se dan el lujo que tener sus propios cuerpos paramilitares (como el caso de YPF en Caleta Olivia, Argentina ) para reprimir las protestas de los trabajadores.

Los escandalizados defensores de la transnacional (que por cierto tiene múltiples contratos de explotación de gas natural en la Cuenca de Burgos, aquí en México), se olvidaron de mencionar que en Argentina, cuando Menen les regaló el petróleo, el número de trabajadores, pasó de 55 mil a 6 mil; que las concesiones de explotación sólo son rentables si se extienden hasta que el recurso se acabe; que nunca invirtieron un peso en infraestructura que beneficiara al país, sino en la que les permitiera sacar más rápido los recursos, como los gaseoductos; que aumentaron arbitrariamente los precios de los hidrocarburos para el consumo interno de Argentina; que no admiten el control de los volúmenes de hidrocarburos extraídos por parte del Estado; que han contaminado con hidrocarburos los mantos freáticos de amplias regiones con los deshechos de sus procesos y se niegan a corregir o reparar el daño, como en Paynemil y Karipayin. Y a todo esto lo llaman pomposamente “inversión para el desarrollo”, cuando es simplemente un nuevo saqueo colonial. No hay que perder de vista la semántica de la realidad, por encima de la semántica torcida del discurso neoliberal.

Share
La Jornada
Nacional Michoacan
Aguascalientes Guerrero
San Luis Veracruz
Jalisco Morelos
Zacatecas  
Tematicas
Defraudados Izquierda
AMLO Precandidatos 2012
Servicios Generales
Publicidad
Contacto
© Derechos Reservados, 2013. Sierra Nevada Comunicaciones S.A. de C.V.