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Ruido mucho ruido

Por: Manuel Ramos Negrete

2013-03-08 04:00:00

Allí, frente a ti, en tercer plano, suena el viento, miras el horizonte y de repente un avión pasa sobre ti, te cimbra y resuenas con sus turbinas, giras la cabeza a la derecha, una motocicleta se acerca, escuchas el gorjeo grave del motor y poco a poco se va haciendo agudo mientras se acerca, pasa justo frente a ti y de repente cambia a grave de nuevo, se aleja  por tu izquierda y se va desvaneciendo, allá en el horizonte el gorjeo del motor se integra al silbido del viento… quasi silencio… te rascas y escuchas el crepitar de tus uñas contra tu cabeza… punto de fuga: el silencio.

Lo arriba descrito es una vivencia que todo occidental ha vivido, cierto, si vive cerca de un aeropuerto y si no, estoy seguro que la vivencia de la motocicleta la tiene presente, lo descrito arriba también sería imposible a finales del siglo XIX, pero sí a comienzos del XX, la historia del arte dio un vuelco con la llegada de las máquinas y sus ruidos.

Pocos oídos atentos hubo a la llegada de las máquinas, la mayoría de los compositores de comienzos del siglo XX se entreveraba con una complejidad armónica que en algunos casos era una extensión del romanticismo, en otros tantos relecturas de viejos sistemas de composición. Los artistas de mentes dispuestas y oídos sin prejuicios, descubrieron un material harto diverso y un punto de trabajo nuevo: “los ruidos”.

El próximo lunes 11 de marzo se celebran 100 años de la aparición del manifiesto El arte de los ruidos (1913, Italia) del pintor y artista italiano Luigi Russolo (1885–1947). Luigi será la voz de un grupo de artistas italianos llamados “futuristas”, este pintor se tomó en serio la integración, generación e investigación del ruido como material de trabajo para sus creaciones. Su iniciativa quedó plasmada en el famoso texto que celebramos el lunes, allí podemos leer a un poeta visionario, que no escatima en renunciar a las fórmulas tan conocidas para crear una vivencia. Si la entonación tan limpia y pura del violín no es suficiente para expresar algo, echar mano de los sonidos estruendosos y crudos de las máquinas para solventar dicha falta de ánimo en la música, su famoso instrumento diseñado por el mismo, “Intonarumori” fue uno de los hijos de esta búsqueda. ¿Cómo sonaba?, para fortuna de nosotros, circula por allí una grabación histórica del Frankenstein sonoro, fotografías del creador y su nuevo instrumento.

La música de su tiempo seguía siendo decimonónica y la manera de expresar de Russolo parecía se quedaría en la anécdota, otros oídos atentos siguieron la ruta y bifurcaron el camino que trazaba Luigi: Edgar Varese, Pierre Schaeffer, John Cage conformaron la generación que cambió sobre la manera de hacer música. La voz, el violín, el órgano, el piano y demás instrumentos de la orquesta no dejaron de sonar, pero ciertamente el horizonte sonoro de la orquesta se amplió: motores, grillos, la mar, micrófonos, sintetizadores.

La música no evolucionó, simple y sencillamente llegaron nuevasvoces.

Recomendación: CD Música Futurista The Art of Noises (2007) Ed. LTM.

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