Pensiones a la deriva

En el quebranto económico de Pensiones Civiles los sindicatos han fijado su posición irreductible de no perder las prebendas que reciben los actuales jubilados del magisterio y del gobierno estatal como son la entrega anual de cinco despensas, salarios por arriba de los 20 mil pesos y algunos apoyos adicionales, cuando en realidad el fondo del asunto va más allá de estos puntos.

Hoy en día hay mil 588 pensionados y jubilados, mientras que los trabajadores en activo que cotizan ante este organismo son 8 mil 481, por lo que los integrantes del Consejo Directivo, tanto del gobierno estatal como de los cinco gremios, deberán sentarse a analizar cuál es la mejor opción para rescatar a la institución, dejando a un lado los intereses personales y velar por garantizar un retiro digno a los beneficiarios.

Algo que no se puede evitar es reformar la Ley Orgánica de Pensiones Civiles y aunque se van a convocar a foros de discusión, considero que estos encuentros no servirán de mucho para encontrar las soluciones, pues a la vista de todos está que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) es el único salvavidas viable en este problema.

Así que los dirigentes gremiales y las autoridades estatales deben sentarse a plantear cómo van a sanear la casa y los diputados deben concientizarse de que deberán ponerse las pilas para aprobar una reforma que dé viabilidad económica al organismo, ya que a los pensionados y trabajadores en activo no les interesan las banderas partidistas, sino que se les garantice su seguridad social en los próximos años.

Aquí dejo algunas incongruencias de los dirigentes sindicales en su desvirtuada lucha por la defensa de los derechos de sus agremiados: por qué no se quejaron de que había trabajadores que recibían menos de un salario mínimo de pensión, por qué no obligan a sus agremiados a cubrir los adeudos que tienen y no sólo exigir al gobierno a que difunda los nombres de quienes también saquearon a la institución –lo cual también se debe hacer– y por último informar a la base trabajadora  la situación real y no sólo centrar sus inconformidades en los puntos que les afectan a unos cuantos privilegiados.