Música criolla

La canción vernácula, el corrido, los sones y jarabes están en el repertorio de la música mexicana, son símbolo de identidad que hoy día se transforman o adaptan a los tiempos que corren.

Gran parte del origen de ellos fue la música que trajeron los españoles, así, nos encontramos que el primer compositor formal de origen español que llega a tierras mexicanas fue Hernando Franco (España 1532–1585 Nueva España), quien zarpó de Portugal a Santo Domingo, pasando por Guatemala y finalmente a la catedral de México como maestro de capilla.

Hernando Franco es el primer gran maestro que creó obras corales y para órgano que se tienen registradas; sus composiciones a la manera de los compositores flamencos, están compuestas a cuatro, cinco y seis voces.

Posteriormente en la catedral de Puebla  llegaron los compositores Juan Gutiérrez de Padilla (1590–1664), Gaspar Fernández (1566–1627) y en esta catedral, auspiciados por el célebre Juan de Palafox y Mendoza, se impulsó la música sin reparos.

De las dotaciones que disponían los compositores de la época, me vinieron a la memoria, por el concierto que tuvo lugar el pasado domingo 16 de septiembre en la basílica de Ocotlán, donde el grupo “Ministriles de Marsias”, venidos de España con instrumentos de la época, interpretaron música del mismo periodo que los compositores arriba mencionados, caso específico Juan de Cabanilles (España 1644–Venecia 1712), del que incluso se tiene copias de sus obras musicales en la catedral de Puebla, regresando a los instrumentos, los ministriles es la dotación de instrumentos de viento de la época: chirimías, bajón y bajoncillos que bien pueden ser los abuelos del fagot, corneta y  sacabuche, nombre en castellano del trombón, dicho sea de paso la interpretación de la música fue excelsa y el maridaje con la basílica de Ocotlán ad hoc.

Imagine usted un coro de 14 niños, 28 cantores adultos, los ministriles, el órgano monumental de catedral de Puebla, así eran los recursos que auspiciaba Juan de Palafox y Mendoza, creando así lo que podríamos llamar el esplendor de la música en la Nueva España, con estas referencias no puedo olvidar el comentario de un querido maestro de composición, Felipe Ledesma, quien alguna vez me comentó, con enfado: “es tristísimo que la iglesia haya cambiado tan grande música por guitarras y panderos”.

La joya de esta corona musical será el compositor Francisco López Capillas (1615– 1673) nacido ya en tierras mexicas y que  tiene este estatus por ser el primer compositor mexicano y americano que escribió música de alto nivel con las técnicas europeas, se formó quizás como niño cantor de la catedral de México y se sabe fue alumno de la Real y Pontificia Universidad de México estudiando el bachiller en Artes y Teología. En Puebla se desempeñó como organista, bajonero y cantor, posteriormente fue maestro de capilla de la catedral de México, su música se compone de obras polifónicas a cuatro, cinco, seis y ocho voces, y sorprenden sus composiciones para dos coros de cuatro voces, una especie de sonido envolvente fue la consecuencia de dichas composiciones.

Interpretaciones de música como la mencionada arriba es muy poca, pero gracias a la inquietud de algunas agrupaciones de la región, de vez en vez podemos oír estás recreaciones, todos ellos con recursos propios casi siempre y poco apoyo institucional, se las arreglan para hacer conciertos y pequeños tirajes de CD grabados con música virreinal: Los Tonos Humanos que dirige Omar Ruiz, Ensamble Navío a cargo de Roberto Rivadeneyra , el esfuerzo de los directores de coro Hugo Ricardo García, Agustín Peñuelas, son algunos de los jóvenes que promueven este arte y hacemos votos porque pronto un festival de música antigua se promueva en tierras tlaxcaltecas, ciertamente ya se tiene el festival de órgano, expandir su alcance a instrumentaciones diversas y coros sería magnífico.

Recomendación: CD Polifonía Novohispana en las Catedrales de Puebla y México, Coro de Cámara de Puebla, Capilla Sta Cecilia A.C.

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