Las amas de casa y la triple jornada no reconocida ni remunerada económicamente

En los últimos días el Instituto Nacional de las Mujeres ha colocado en lo público el problema de la triple jornada de las mujeres al interior de los hogares. Menciona que las mujeres dedican el triple de horas que los hombres al trabajo del hogar, lo que va en detrimento de su desarrollo profesional y calidad de vida, así como de la igualdad de género; afirmando que la desigual distribución de las tareas domésticas en el interior de los hogares muestra la permanencia de roles de género, ya que las jefas de hogar le dedican 38 horas mientras los varones sólo 13, alertó el Inmujeres.

Indudablemente la realización del trabajo doméstico es una de las realidades diferenciadas por género, como lo demuestra el efecto que tienen las responsabilidades domésticas sobre el trabajo extradoméstico, es decir, cuando las mujeres buscan emplearse y/o subemplearse para aportar ingresos económicos a la familia, puesto que la situación de nuestro país en relación a un salario digno y bien remunerado no se cumple, y con mayor dificultad cuando se trata de las mujeres.

Esto evidencia la sobrecarga de trabajo que tienen, ya que, a pesar de trabajar como obreras, trabajadoras domésticas, comerciantes o en cualquier otro oficio, las labores como el cuidado de los hijos, la limpieza de la casa, la comida, las reuniones de escuela, el cuidado de algún enfermo de la familia, etc., continúan recayendo en ellas, puesto que socioculturalmente son ellas las responsables directas de dichas actividades; esto aunado a cuando les es posible acceder a beneficios gubernamentales como proyectos productivos “focalizados a mujeres” en la práctica son las menos beneficiadas, ya que el beneficio de dichos proyectos son para el total de los y las integrantes de la familia, pero la responsabilidad de las actividades del proyecto recae en las mujeres, que se endurece cuando ellas no toman la decisión de qué hacer con los insumos y son los hombres quienes determinan qué hacer con los insumos generados con dichos proyectos.

Esto muestra cómo es que las mujeres con mayor frecuencia que los hombres trabajan tiempo parcial, realizan trabajos esporádicos o estacionales, realizan trabajo a domicilio y muchas otras actividades, y que desafortunadamente se concentran en la categoría de trabajadoras familiares no remuneradas.

Esto se debe a la falta real de políticas públicas focalizadas a mujeres desde la visión de género, que fortalezca el empoderamiento de ellas y sensibilice a los y las integrantes de las familias sobre la importancia de la corresponsabilidad, la igualdad y equidad de género, ya que en la mayoría de las políticas públicas focalizas a mujeres, quedan completamente fuera los y las integrantes de la familia como si fueran actores externos a la situación y/o problemática de desigualdad de las mujeres.

La falta del reconocimiento del trabajo doméstico de las mujeres causa grandes injusticias y desigualdades en contra de ellas, las cuales son muy latentes cuando una mujer por cuestiones de violencia familiar, por falta de entendimiento en la relación de pareja u otra causa, decide divorciarse y al momento de la separación de los bienes no se consideran sus aportes domésticos durante los años que duró el matrimonio, quedando desprotegida en los bienes como la casa y la pensión alimenticia, que se agrava cuando es ella quien en la mayoría de los casos asume la custodia de los y las menores.

Esta situación es generalizada en México, pero hablando del caso particular de Tlaxcala existen datos desde el Observatorio de Violencia de Género y Trata de Personas que dan cuenta de la situación desigual que viven.

De un total de 7 mil 356 mujeres encuestadas en 2011, el 45.3 por ciento es ama de casa, aunque el 27 por ciento de estas mujeres dijo percibir un ingreso, es decir, tiene trabajo extradoméstico. Del total de las mujeres encuestadas, el 91.3 por ciento no conoce ninguna ley ni documento que proteja sus derechos fundamentales; de este universo, el 57.5 por ciento no cuenta con ninguna propiedad, el 13 por ciento es dueña de un auto o un terreno, sólo el 2.4 por ciento es propietaria de una casa. De estos porcentajes que cuentan con un bien propio, es a base del trabajo extradoméstico que realizan.

Por lo que es urgente en el estado de Tlaxcala que el Instituto Estatal de la Mujer, a través del Sistema Estatal para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, elabore y aplique políticas públicas sensibles al género; aunado a que es urgente que en materia civil se reconozca el trabajo doméstico que aportan las mujeres que por decisión propia o limitaciones de su pareja se responsabilizan de todas las actividades que implica el cuidado del hogar y de la familia.

Ante esto, sería bueno que tanto el Congreso local como el Tribunal Superior de Justicia del Estado apremien la situación de la armonización legislativa que la sociedad civil viene impulsando desde hace tres años, en donde una de las propuestas de modificación al artículo 55 del Código Civil es “el reconocimiento del trabajo en el hogar o el cuidado de los hijos por parte de uno de los cónyuges, se estimara como contribución económica el sostenimiento del hogar”, el cual tiene relaciones con otros artículos de dicho Código que deben armonizarse.

Por lo que para lograr una real igualdad y equidad, es urgente las modificaciones sustantivas en materia legal y de elaboración de la política pública sensible al género, lo cual es responsabilidad y obligación del gobierno actual, quien en su campaña uso el tema de la problemática de las mujeres como un problema apremiante en el cual trabajaría, y que a la fecha no ha cumplido, ya que sancionó la tipificación de dos delitos importantes como el feminicidio y violencia familia, los cuales si bien se tipifican como delitos graves, tienen grandes vacíos que no garantizan la igualdad de las mujeres al acceso a la justicia y a la reparación del daño.