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La casa en el aire

Por: Manuel Ramos Negrete

2012-08-31 04:00:00

Los celos, según el Diccionario de la Real Academia Española, es sospecha e inquietud de que la persona amada haya mudado su cariño a otra. En francés he escuchado la definición de celos como una enfermedad del alma, seguramente usted los ha experimentado o ha vivido sus efectos y no son exclusivos de los amantes, esposos, novios, etc. Los hay también filiales, caso de padre a hija, las causas de los celos del padre se cuentan por montones en charlas de café, combi, molino, billar y anexas, que si el pretendiente de la hija amada nada más no le cuadra al orgulloso padre y similares.

En México y América Latina tenemos el famosísimo festejo de los XV años, que curiosamente como decía un viejo de mi pueblo: “eso de los 15 años no es otra cosa que decirle a todos los pelados que m’hija está lista pa´ … casorio y pos eso sí, no les voy a dar gusto”, la apreciación es definitivamente visceral y tiene su carga de celos por supuesto. Esta emoción no siempre desencadena frases como la arriba mencionada, en el mejor de los casos; otros, como el compositor Rafael Escalona (Colombia 1926–2009), desentrañan esa madeja de emociones y las convierten en vallenato, que es una canción de forma similar al corrido que germina en el caribe colombiano. El “maestro Escalona”, de familia acomodada, breva de la cultura popular, música, historias cotidianas y personales para crear más de un centenar de vallenatos que serán interpretados por diversos cantantes.

La casa en el aire, es el título del vallenato que Escalona dedicó a su hija Adaluz Escalona Arzuaga, de su primer matrimonio con La Maye, vallenato en el que suena la poesía popular para presentar un cuadro pintoresco, narrativa que preconiza el movimiento literario “realismo mágico”, así Escalona se ganó por derecho propio ser un personaje viviente de Cien años de soledad, un gesto de gran admiración que mostró el Gabo a su compatriota. El talento de Escalona lo mostró también en la pintura y la novela. Diplomático en otros momentos de su vida, se tomaba tiempo para componer y como nuestro José Alfredo, no tocaba ningún instrumento y las melodías las componía silbando y como él mismo decía: “la letra buscaba la melodía”.

Si usted es padre de una hermosa hija, haga lo de Escalona, constrúyale una casa en el aire, adórnela de nubes y duerma tranquilo pensando que el que quiera ganar el corazón de su hija, sea de menos, aviador.

Recomendación: CD. Homenaje a los grandes compositores de la música tropical colombiana.  Ed. YOYO USA Inc.

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