El reto ciudadano 01/07/12

La jornada comicial del próximo domingo viene aderezada de nuevos ingredientes y hacemos votos porque estos nuevos elementos no mueran con el proceso electoral. Las y los ciudadanos tenemos ante nosotros el reto de lograr hacer de nuestra capacidad de análisis, crítica y debate ejercicios cotidianos en la vida pública y en la toma de decisiones, que va más allá de depositar nuestro sufragio en las urnas.

Debemos impulsar una nueva relación con nuestros representantes populares y con los funcionarios públicos. Esta nueva forma implica necesariamente la transparencia y la rendición de cuentas, sustentada en nuestros derechos a la autoderminación y a la información.

El próximo domingo tomaremos una decisión, pero esta no debe ser condicionada a una dádiva expresada en pesos, despensas o apoyos, ni tampoco con la promesa de espacios de trabajo. Ni debe estar marcada por la irresponsabilidad de emitir un voto por estas pequeñeces, que son tanto como vender el reino por un plato de lentejas.

Estamos frente a la posibilidad de cambiar el rumbo, tenemos en nuestras manos la probabilidad irrepetible de dejar atrás las viejas prácticas autoritarias, de recuperar la memoria histórica que nos permita evitar eventos como Atenco, Aguas Blancas, Acteal, la Guardería ABC, los más de 60 mil muertos, el asesinato de periodistas, la negación sistemática y el atropello de nuestros derechos fundamentales.

Este cambio no surgirá per se con un nuevo presidente. Esta tarea es de todos y cada uno de nosotros y nosotras. No podemos decir que triunfamos si los candidatos de nuestras simpatías ganan el cargo. Nos toca acompañarlos, vigilarlos, fiscalizarlos y sobre todo exigirles que no olviden que se deben a todos y cada uno de nosotros y nosotras, que deben respondernos ni más ni menos con el excelente cumplimiento de su encarno. Hacerles saber que no esperen de nosotros aplausos y fanfarrias cuando hagan las cosas bien, pues para eso jurarán cumplir la Constitución, pero que sí esperen nuestra exigencia cuando por acción u omisión atropellen nuestros derechos o los de otros, para que sean castigados. Que los estaremos observando a ellos y a sus colaboradores y que manifestaremos nuestro desacuerdo ante decisiones contrarias al bien de las y los ciudadanos.