Chico Ché y la vanguardia

Para terminar este mes patrio, me vino el recuerdo de infancia de Chico Ché y la Crisis, la salida a una de la tarde de primaria y llegada a casa eran el soundtrack de mi infancia. En algún comentario anterior, mencioné con muchas ganas las diferencias entre la música tropical etiquetada por las transnacionales y la música que importamos de América del sur (Colombia–cumbia) y sin duda Mike Laure fue el primero en fusionar el rock and roll (sus instrumentos eléctricos y batería) con las percusiones y ritmos colombianos, los herederos de esta aventura hoy llamada también grupera fueron: Rigo Tovar,  Los Gatos Negros, Los Sonor’s, AcapulcoTropical, algunos más hacia la balada otros más bailables, pero en esencia una dotación instrumental venida del rock and roll.

Del rock and roll vendrá también el tabasqueño Francisco José Hernández Mandujano (1945–1989) mejor conocido como Chico Ché, Los Temerarios (1966) es el nombre del grupo con el que se inicia la carrera musical de Chico Ché, tocando la guitarra y los sintetizadores. Con esta banda el hombre del overol tocó covers de la época como El bueno el malo y el feo, La catedral de Winchester, con una dotación que incluía dos saxofones como sello particular. Su calidad musical les permitió presentarse en los espacios populares de la Zona Rosa de aquellos años. También con esta banda, el líder de la Crisis, emprenderá sus primeras composiciones, actividad que dejó hasta su muerte, la banda de Los Temerarios se disuelve en 1970 y desde 1967 Chico Ché ya habrá conformado la banda que lo acompañó el restos de sus días.

La inquietud y habilidad para integrar sintetizadores y guitarra eléctrica en su nueva banda, será la punta de lanza de su sello personal, habilidad que si la vemos con atención a la distancia en años, podemos ver que en realidad estaba a la vanguardia de las propuestas tecnológicas y musicales de aquellos tiempos, baste decir que por ejemplo el primer laboratorio de música electrónica de México se fundó a finales de los años sesenta en el Conservatorio Nacional, sin duda las búsquedas musicales son diferentes, pero el valor de actitud , emotividad y funcionalidad lo integra rápidamente Chico Ché a su música bailable, el sintetizador, una guitarra con efectos propios de la música funk de los años setenta y saxofón construyeron el sonido de la Crisis.

Hacia los años ochenta, Chico Ché despuntará por otros motivos no menos interesantes,  sus letras, unas picarescas propias del carácter costeño: Macorina; otras versiones ago go: María Cristina; otras abstractas: Las Pelotas; otras un ejercicio de estilo (onda Raymond Quenau), El esdrújulo, y de vez en vez baladas armonizadas con muy buen gusto: Penas que da la vida.

Chico Chése autodescribía como un “gozador natural”, la chispa y la imaginación de este señor me parecen un ejemplo de mexicanidad sin pretensiones y que integra y participa de su entorno: lenguaje y música, digamos que es el verdadero: “naco y chido”

Encore: escuché el título de esta canción: Chi como ño.

Recomendación: vinil: Los Temerarios, a go go.  Ed. retroactivorecords.com.mx.