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Aferrarse al presupuesto

Por: Ricardo Nava Olivares

2012-08-06 04:00:00

El esquema es conocido, cerrar la puerta a los que llegan y dejar adentro a los amigos. Esta estrategia es utilizada cuando el partido en el gobierno pierde la elección, los meses que restan sirven para limpiar la casa, repartirse lo que queda y dejar un número muy importante de burócratas afines a su proyecto en el puesto de trabajo.

Es predecible que los panistas que dejan el gobierno federal,  una vez que inicie el nuevo periodo gubernamental, salgan a las calles a promover la defensa de sus derechos laborales, pues a pesar de las marrullerías de los últimos meses, el nuevo gobierno incorporará su propia burocracia en los niveles de mandos medios, superiores y funcionarios de primer nivel, los puestos de confianza más deseados en un proceso de transición gubernamental.

Una vez que se confirmó la debacle del PAN en la elección de julio pasado, donde no sólo quedaron en el tercer lugar en la contienda por la Presidencia –misma que está en litigio–, sino que perdieron entidades y municipios que habían gobernado por algunos años, la burocracia panista decidió mantenerse en la nómina del gobierno, para ello ha lanzado sendas convocatorias de plazas de confianza bajo el supuesto de la pertinencia del servicio civil de carrera, lo interesante del caso es que hasta puestos de primer nivel han entrado en ese proceso, la estrategia no es nueva, lo lamentable es que luego de 12 años sólo en algunas dependencias gubernamentales se haya aplicado ese sistema y que a punto de finalizar el sexenio se retome con tanto ahínco la importancia de consolidar el perfil del servidor público, llama la atención la prisa con la que están otorgando las plazas, llama la atención que las convocatoria express tengan dedicatoria, llama la atención las áreas y los puesto que están siendo promovidos para transitar el sexenio, llama la atención que dichas plazas sean para los amigos de siempre, los que a pesar de la derrota merecen recompensa por la lealtad a la que sirvieron.

Hasta el final buscan sacar ventaja, el panismo nos vuelve a demostrar que para el hambre no hay pan duro, que aprendieron que la ley se puede retorcer y que la costumbre al dinero público se convierte en obsesión pública y política, pero más lamentable es que los puestos en disputa sean para los mismos que hicieron que el país hoy naufrague por las aguas negras de la corrupción, el dispendio y la discrecionalidad, mientras que la burocracia de bajo perfil se rasque como pueda, hasta ahí mostraron el cobre los panistas, darle más al rico, mientras los de abajo que sigan igual.

Toda transición gubernamental se acompaña de la designación de nuevos puestos, es obvio que el nuevo gobernante así lo haga, es hasta cierto punto natural que los puestos de medio, superior y de alta función pública se ocupen, pues estos serán las puntas del iceberg de la nueva administración, ahí se reproducirá la forma y el fondo del quehacer gubernamental de los próximos años, pues a estos funcionarios les corresponde ser la base operativa del gobierno, serán los tentáculos del poder, por ello el nuevo gobierno debe tomar esos espacios y eso sí sería prudente que los puestos se acompañen de un perfil idóneo y cercano al área donde se desempeñarán, es lo ideal, pero no es la regla, ese ha sido uno de los principales talones de Aquiles de la administración pública federal, estatal y municipal, los cambios de administración generan incluso cambios radicales en los programas, presupuestos y acciones, no hay continuidad de los proyectos y se inventan por ocurrencia nuevas fórmulas mágicas en la resolución de los problemas de orden público, pero el problema no está en la persona que asuma la responsabilidad, en realidad el meollo del asunto está en la claridad del proyecto de mediano y largo plazo, las personas se deben ajustar al modelo y no el modelo a la persona, desde luego que cada funcionario de esos niveles le dará un toque especial, lo que los teóricos de la ciencia política llaman el estilo de gobernar, desde luego que los modelos se deben ajustar, pero estos deben ser con criterios de evaluación de los resultados de tal o cual programa, lo que no se vale es que la pretensión de quedarse en los puestos de trabajo obedezca a intereses mezquinos, más que a intereses de orden público, es lo que hoy está en juego.

Por ello resulta lamentable que el gobierno federal, por una parte, ofrezca un proceso de entrega–recepción trasparente y, por otro, deje atado de manos al nuevo gobierno, ese doble discurso deja en claro que los panistas no han comprendido la diferencia de ser gobierno y dejar de ser gobierno para convertirse en oposición, si en realidad hubieran visto las bondades de un servicio civil de carrera, lo hubieran aplicado desde hace 12 años en todas las áreas del gobierno. Si bien hay excepciones, los datos duros muestran que no actuaron en consecuencia y que su prisa de hoy fue su letargo e irresponsabilidad del pasado.

En principio, muchos de esos puestos que hoy se han asegurado, serán resueltos en los tribunales, lo que traerá un costo económico importante para el erario público, sacarlos no será tarea fácil, pero dejarlos sería gobernar con el otro. No se trata de limpiar a toda la burocracia, no será así, muchos empleados mantendrán su trabajo, pero en la cúpula es deseable cambiar para mejorar, no conviene al país que los panistas se aferren al presupuesto.

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