¿Héroes de 610 mil pesos?

Notable nota nos ha dado Felipe Calderón, pues erogar más de medio millón de pesos para edificar bustos de tres personajes panistas que fallecieron en los últimos años: Juan Camilo Mouriño, Franciso Blake Mora y Carlos Abascal, todos ellos fueron en su momento secretarios de Gobernación en los gobiernos panistas. Más allá del respeto al espacio privado que implica la muerte de un ser cercano, lo inadmisible es que se ocupe el poder político y los recursos públicos para homenajear a los amigos. Hasta el último momento el habitante de Los Pinos muestra que nunca fue hombre de Estado.

La historia de hombres ilustres que han dejado huella en la historia de México no puede prostituirse, pues al hacerlo, se vulneran de forma grotesca los conceptos de nacionalismo y patriotismo que supone conlleva el reconocer el legado público de personajes que en verdad contribuyeron al Estado nacional mexicano, ¿cuál fue el legado histórico de estos tres personajes?, ¿cuál fue el legado político que dejaron?, ¿cuál fue el aporte a la nación?, nos parece que muy poco, dos de ellos murieron de forma repentina en accidentes aéreos, uno más murió producto de una enfermedad crónico–degenerativa, en los tres casos se puede lamentar su pérdida, pero de eso a erigir bustos que expresen el reconocimiento colectivo de un pueblo resulta un exceso de la Presidencia, confundir el sentimiento privado, de los sentimientos de la nación merece ser criticado duramente por la sociedad mexicana, es crear mitos y leyendas infundadas sobre el actuar de ex funcionarios públicos, que en efecto sirvieron a los intereses de un partido y desde luego a los intereses de la Presidencia, pero que no representan la memoria colectiva de un país.

El problema no es nuevo, data del año 2000, al momento de que el PAN gana la Presidencia, este partido pretende subir a la agenda pública la forma en que se había construido la historia del México moderno, particularmente se buscó recuperar en el imaginario colectivo el papel que jugó Acción Nacional, en esa época distintos historiadores se dieron a la tarea de tratar de reinscribir la historia del país, el argumento central fue que los libros de texto u oficiales por lo regular narraban los éxitos del régimen priista y dejaban de lado múltiples hechos históricos, en ese sentido el planteamiento no era del todo incorrecto, pues evidentemente hay partes de la historia que fueron olvidadas para conveniencia del gobierno tricolor, en ese contexto el reconstruir el desarrollo de México fue bien recibido por la comunidad de historiadores, tanto en la revista Letras Libres como Nexos, entre otras, difundieron diversos artículos que hacían énfasis en que era un buen momento para hacerse muchas preguntas sobre los vacíos, verdades a medias o mitos de nuestra historia, poner a cada quien en su verdadero lugar en la historia, en esas épocas se abrió la posibilidad de conocer con detalle pasajes que marcaron al régimen autoritario, incluso se crearon la llamadas comisiones de la verdad, que precisamente tenían como objetivo hacer público los cientos de atropellos que se vivieron durante la época dorada del PRI, el abrir los expediente y el tener acceso a información confidencial, fueron elementos significativos, pero los esfuerzos individuales e institucionales han sido insuficientes, pues evidentemente ir en contra de la narrativa que se había construido por décadas no era tarea sencilla, derrumbar héroes y hacer nuevos se lleva mucho más allá de 12 años.

Sin embargo, el problema fundamentalmente histórico fue diluyéndose y se fue transformando una vez más en una visión sesgada de la historia, ahora le tocaba al Partido Acción Nacional. Una de las formas fue recuperar el papel del conservadurismo a través de la iglesia católica, no olvidemos que el primer acto público como presidente de Vicente Fox fue ir a dar gracias a la Basílica de Guadalupe, el mensaje era que no se podía explicar el México de hoy sin considerar al grupo conservador, mismo que había sido desplazado por los liberales, a ello se agregó, por ejemplo, nuevas versiones sobre la Guerra Cristera, pues según esos estudiosos ese movimiento religioso regional fue sustantivo para el desarrollo del país, por eso tanto a Fox como a Calderón les importó la reivindicación de la iglesia católica durante sus respectivos gobiernos. Otro elemento fue revivir el papel de los panistas en la transición política, se volvieron a editar historias sobre las luchas por la democratización que encabezaron sendos personajes de ese partido, pese a ello lo cierto es que hasta ahora ha sido complejo editar una nueva historia de México, su edificación requiere remover los cimientos de las conciencias de los mexicanos.

Desde luego que los intentos siguieron haciéndose, no faltaron anécdotas donde se aprovechaban los festejos del 15 de septiembre para agregar en el famoso grito a otros personajes que por lo regular no eran conocidos por el pueblo, pero que con el afán de reivindicar eran vitoreados por los funcionarios públicos panistas, esa búsqueda de incluir en la identidad de los mexicanos al panismo los llevó a construir héroes a la medida del contexto político y social, al mismo estilo de la película protagonizada por Rafael Inclán titulada El héroe desconocido, se construían historias y se edificaban estatuas como una forma de mostrar el legado del panismo a la historia de México, por ello hubo iniciativas, por ejemplo, de construir estatuas de Vicente Fox, el caso de Boca del Río es ejemplar de esta nueva coyuntura, hemos de recordar que esa estatua fue derriba por un grupo de simpatizantes priistas, pero según los relatos de la época también estuvieron presentes habitantes de ese y otros municipios, que rechazaron la imposición de un héroe que no empataba con el colectivo.

Felipe Calderón  hace su propio intento por construir héroes, que de llevarse a cabo la hechura de los bustos, serán plantados en la Secretaría de Gobernación, probablemente duraran unos meses, pues para evitar su derribo serán blindado al interior de las calles de Bucareli, pero se perderán entre los jardines del olvido, pues la historia se construye, no se inventa, ni se compra.