¿Candidatos con libertad?

La semana pasada se llevó a cabo una serie de debates en un canal de televisión privada entre los candidatos a diputados federales de los distritos I y II, así como en la estación de radio de Huamantla, sin que asistieran los abanderados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), según el propio tricolor porque esa es la instrucción de su dirigencia nacional.

Lo destacable de esos ejercicios es que los candidatos que asistieron se enfocaron a exponer sus propuestas a la ciudadanía, sin caer en las descalificaciones entre unos y otros.

Las propuestas son similares entre los candidatos, pues todos hablaron de la necesidad de atender los problemas de desempleo, educación, salud y seguridad. Hasta ahí todo está bien, pero hasta dónde sus buenas intenciones serán reales, sobre todo porque los candidatos no son libres de actuación en el Congreso de la Unión, sino pregúnteles a los del PRI que desde la campaña proselitista están sujetos a lo que diga su dirigencia.

La lectura que le doy a la decisión de los priistas es que están confiados en que la imagen de Enrique Peña Nieto los va a jalar en las votaciones del próximo 1 de julio y por eso no comparecen a los debates para exponer sus propias propuestas, pues todas las que han expresado son de la plataforma de su abanderado presidencial.

Aquí cabría preguntarse qué nos pueden ofrecer los candidatos priistas si desde ahora han mostrado que seguirán las órdenes verticales de Peña Nieto en caso de que éste llegue a la Presidencia de la República, lo cual habla del regreso a las líneas dictatoriales del amo del país.

Por el bien de México, que todas las promesas de campaña se aterricen en leyes en la Congreso de la Unión porque el desempleo, la inseguridad y la baja calidad educativa  deben atenderse de inmediato si es que de verdad los políticos quieren el progreso de la nación.