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¿A río revuelto, ganancia de mexicanos?

Por: Alcalino

2012-04-02 04:25:02

 

La fiesta, en España, no atraviesa su mejor momento. En realidad, la fiesta de toros se las está viendo negras en todos los frentes, incluida la ibérica península. Como añadido a la crisis económica que allá se padece, los toreros que se juzgan indispensables se han asociado –en un autodenominado G–10– para presionar a los empresarios con el cobro de derechos de imagen, como llaman al sobrepago por dejarse televisar (Canal + acostumbra difundir las principales ferias mediante pago por evento); esto desató primero la confusión, alterando seriamente la organización de las primeras ferias grandes del año –Valencia, Sevilla y Madrid– y enseguida una especie de boicot empresarial en contra de quien consideran líder del movimiento, que no es otro que El Juli, ausente de las tres ferias señaladas, a despecho de pasados triunfos en ellas. Habrá que ver si los empresarios de Pamplona, Bilbao y Zaragoza, las otras citas estelares de la temporada, adoptan idéntica postura con Julián. O si van a limitar a un par de presentaciones la participación de los demás integrantes del G–10, como ocurrió ya en detrimento de la cartelería que acaba de darse a conocer para abril en la Maestranza y para mayo en Las Ventas.

Por lo pronto, en Valencia y Castellón el público se retrajo, y el tenso silencio inicial estalló ya en un intercambio de desmentidos y veladas descalificaciones por ambas partes. La guerra está declarada y cualquier cosa puede suceder, por más que la proverbial incapacidad del medio para afrontar los conflictos en corto y por derecho insista con su famoso “no pasa nada”, o el no menos usual recurso a que “el tiempo dará la razón a quien la tenga”. Fórmula y actitudes riesgosas por definición. Y muy poco consecuentes con los valores ternos de la fiesta: el cara a cara, la entereza, el sentido de responsabilidad, la valentía...

Presencia mexicana en Madrid

 

En 2011, la empresa Taurovent sorprendió incorporando media docena de nombres de toreros nuestros a sus carteles isidriles, y esta vez son no seis sino ocho los nombres mexicanos que se barajan. Desde el prometedor Sergio Flores –que el domingo inauguró la temporada madrileña con buen pie, aunque, como de costumbre, le regatearan una oreja solicitada por el público– hasta el veterano Zotoluco. El pasado noviembre, la Asociación Mexicana de Matadores –lo que de ella queda– hasta se sintió en la obligación de homenajear al empresario de Las Ventas por haberse dignado poner a más aztecas de lo acostumbrado en sus carteles del año que estaba por finalizar. Un vistazo a la contabilidad tal vez habría refrenado los ímpetus de tan agradecido gremio, pues mientras las figuras hispanas se cotizan como estrellas de cine, es fama que nuestros paisanos se conforman con cualquier cosa, y por paquete docenero más baratos aún. Todo entra en los cálculos de la administración venteña, y si los del G–10 se cierran en banda y la segunda fila hispana pretende aprovechar la coyuntura para incrementar sus honorarios, que mejor solución que volver los ojos a México y matar dos pájaros con la misma piedra: abaratamos costos y, de paso, rendimos tributo a la amistad binacional.

Excelente ardid, como no.

 

Baratos con pocas excepciones

 

Ciertamente, Rodolfo Gaona fue el primer mexicano en ponerle un elevado precio a su arte, que era extraordinario Contaba él mismo que, en la temporada del año 13, cobró 12 mil pesetas por corrida, a la altura de Bombita y por encima de El Gallo y Vicente Pastor. Pero desde entonces hasta Carlos Arruza –que se cotizó tan alto como Manolete–, es fama que los paisanos cobraban más bien poco, así se tratara de inmortales del toreo como Armillita, cuyo encumbramiento hacia mediados de los 30 despertó tales celos en la primera fila hispana –que no le servían ni para el arranque al saltillense– que maniobraron en contra suya hasta que lograron expulsarlo mediante el boicot de 1936. Con todo, los mayores emolumentos los cobraría Fermín en la península a su retorno en 1945–46, y desde luego no alcanzaban las cotas de la arrolladora pareja Manolete–Arruza. Sí los de figuras de la talla de Domingo Ortega o Pepe Luís Vázquez. Por cierto que el Ciclón se convertiría en el más caro de la historia cuando Balañá le pagó par de millones de pesetas por torear dos corridas en La Merced de 1952.

Dicen que también cobró fuerte Manolo Martínez en el 69, durante su primera campaña española, única digna de ese nombre. Pero de entonces a la fecha, torear en España ha sido para los diestros mexicanos un mal negocio, aprisionados entre el ninguneo de medios y empresas y las restricciones económicas dictadas por éstas.

 

Ocho puestos, nada menos

 

Entre San Isidro y la semana de aniversario se celebrarán este año en Madrid 24 corridas, tres novilladas y cuatro festejos de rejones. Ya el año anterior Taurovent había reservado media docena de puestos a sendos espadas aztecas, pero ahora, acuciados por la crisis, los Choperitas abrieron aún más la feria a nombres mexicanos, de modo que serán ocho los que nos representen. Eso sí, a tarde por coleta y por lo tanto sin segundas oportunidades para nadie. Privilegio que en cambio tendrán 22 coletas europeos, de los cuales Castella y El Cid van a hacer tres paseíllos. En plan de economizar, la empresa venteña limitará a dos los puestos reservados a figuras como Morante, Manzanares, Perera y Talavante, mismos con que contarán César Jiménez y El Fandi, que sin contarse entre los ases pertenecen también al G–10.

Justo es reconocer que, de los ocho paisanos, a dos los colocaron en carteles fuertes, pues Juan Pablo Sánchez confirmará alternativa el 23 de mayo de manos de Morante y con Cayetano y toros de Juan Pedro, y Diego Silveti, el 24, tendrá a Castella por padrino, Daniel Luque de testigo y ganado de Núñez del Cuvillo. Un trato excepcional si se compara con los carteles y ganaderías con que tendrán que apechugar los demás aztecas: Arturo Saldívar va el 18 con Abellán, Víctor Barrio y reses de Manolo González; El Payo está anunciado para el 19 con Juan Bautista, Tejela y Torrestrellas; al Zotoluco, el 21, lo emparejaron con Diego Urdiales y Morenito de Aranda, toros de Bañuelos; la novillada de Fuente Ymbro del 25 la despacharán el tlaxcalteca Sergio Flores, Javier Jiménez y Fernando Adrián; el 27 toca turno a Fermín Spínola, que despachará un encierro de Baltasar Ibán con Serafín Marín y Rubén Pinar; por último, Ignacio Garibay, con Frascuelo y Javier Castaño, estoquearán Carriquiris el miércoles 30.

 

Silveti y Adame en Sevilla

 

Antes, en la feria de abril, Diego hará el paseo en la Maestranza el sábado 14, como tercer espada de una terna interesante aunque poco taquillera que integra con los sevillanos Oliva Soto y Antonio Nazaré, hierro Montealto; en cambio, al hidrocálido Joselito le hacen el flaco favor de anunciarlo el 16 con un corridón intratable del Conde la Maza para alternar con Sebastián Cortés y Luis Bolívar, español y colombiano, que inician su temporada con precarias perspectivas.

Resumiendo, si la crisis que asuela a España está obligando a las empresas a abaratar sus papeletas y volver la cara hacia México, ojalá que lo aproveche cualquiera de nuestros paisanos. Y si fuera más de uno, mucho mejor. 

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