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La ética y el periodista

Por: Carlos Meza Viveros

2012-05-14 04:00:00

“La verdad, como el arte, se encuentra en el ojo del que la posee”

Rabindranath Tagore.

 

El tema que nos ocupa viene a cuento derivado de algunas voces de “iluminados” que en el Congreso pretenden descubrir el hilo negro y a través de una moralina deleznable actúan  movidos por el momento electoral que vivimos. La razón. Medrar con la defensa para guardar “secreto” de las fuentes periodísticas. Lamento que el amanuense y alter ego del diputado Mario Riestra no le haya explicado que no existe hasta ahora una norma que obligue al periodista a revelar sus fuentes; sin embargo, la ocasión electoral lo lleva a mostrarse como paladín del periodista a quien ofrece cuentas y espejos esperando agradecimiento innecesario, bien valdría la pena que el diputado leyera el libro del eximio jurista Guillermo Pacheco Pulido El secreto de la vida jurídica, editorial Porrúa, cuya primera edición data de 1995, dealgo le servirá. ¡Al tema¡.

El periodista Manuel López, doctor en ciencias de la información periodística y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona nos comenta que: “…un medio de comunicación recibe más de mil noticias de acontecimientos que ocurren en el planeta en un solo día, pero solo puede publicar o emitir si a caso unas 200...”, las palabras, sigue diciendo el doctor en ciencias de la información, “…son la representación de objetos o cualidades que no deben confundirse con la realidad misma. Se ha dicho que las palabras son como mapas… y ¡vaya si hay diferencias entre los mapas y el territorio que representan!...”

Entonces, el periodista no puede confundir ni manipular el significado de las palabras que representan lo que en realidad se debe decir, no lo que se quiere decir, pues en gran medida el “periodista” garrulo, violenta los cánones del periodismo, ni el doble sentido ni la sugerencia maliciosa tienen cabida en el quehacer de un verdadero periodista so pena de rebasar los límites establecidos en los artículos 6 y 7 de nuestra Carta Magna.

Stella Martini y Lila Luchessi en Los que hacen la noticia, editorial Biblos, refieren que “el periodista general tiene una ventaja muy clara para un medio general”, ergo, se debe lograr que el periodista transmita con veracidad y no lo que él quiere transmitir sesgando la nota.

Las conductas maniqueas y la falta de especialización en el trabajo periodístico para estas autoras es fundamental, deben pensar que el lector es un especializado en todos los temas y por ende un juez implacable de ellos.

Las autoras Bonaerenses refieren que el periódico La Nación cuenta con su manual de estilo y ética periodística.

La ética debe formar parte de un valor acendrado en aquel que tenga el valor moral de escribir, de lo contrario se ofende y se mancha la noble tarea del periodismo.

“Todos los periodistas conocemos el código propio”, nos dicen las autoras argentinas, citando a Juan Pablo Zumpano, productor ejecutivo de América Noticias. Basado a través de las normas morales, buenas conductas y las que impone el COMFER. Por ejemplo, esa es una limitación.

Nuevamente el aspecto deontológico viene a cuento en el quehacer periodístico. Las actitudes personales, ajenas a la noticia o diseñadas con la intención malsana o peor aun por consigna, dejan de ser noticia para convertirse en una actividad propia de un sicario de la pluma, trasciende los límites de la moral, de la ética así como las normas deontológicas que rigen esta noble actividad.

William L. Rivers y Cleeve Methews en el tomo cinco de la colección Nueva biblioteca del periodismo La ética en los medios de comunicación, por su parte, aluden al hecho de que los medios de comunicación no cubren “las noticias de cocina” a partir de las agencias federales. En vez de ello los corresponsales en Washington se sienten deslumbrados por las “grandes historias” que involucran a los líderes congresistas, de la Casa Blanca y de los departamentos de Estado y defensa… El público naturalmente espera mucho más de los periodistas. A lo largo de muchas décadas han surgido críticas que le hacen a la prensa:

–Han utilizado su enorme poder para promover los intereses de sus propietarios

–Se han convertido en herramientas para los grandes negocios y anunciadores

–Se han mostrado más preocupados por lo superficial y sensacionalista que por lo significativo.

–Han violado la vida privada y rebajado la dignidad de los individuos… a menudo son inexactos, cran las noticias por su sola presencia en la escena de los acontecimientos noticiosos.

Generalmente pocos cuentan con una cultura aceptable, están acostumbrados a leer, a cruzar la información de sus fuentes a quienes no tienen que delatar, hurgan, entrevistan, confrontan, nunca suponen y mucho menos inventan con la finalidad de socavar la integridad moral, la honra y los derechos de la personalidad de nadie.

Javier Gómez Bermúdez y Elisa Beni Uzabal, ambos juristas españoles, en su libro Levantando el velo, Manual de periodismo Judicial Edit. Cie Dossat, realizan un acucioso estudio sobre las causas criminales en España que han llevado a los procedimientos hasta el Tribunal Supremo y refieren que: “Incluso existen campañas de prensa sobre un asunto que se encuentra sub iudice, en las que no solo se aporta información sobre el proceso si no que se llevan a cabo valoraciones legales o éticas sobre los intervinientes en el. Aquellas se convierten en una especie de proceso simultáneo en el que se puede llegar a contar con las declaraciones de los propios implicados en el procedimiento judicial.

El resultado de estas circunstancias suele ser que las personas afectadas aparezcan ante la opinión pública como culpables, sin que exista aún pronunciamiento judicial sobre esta circunstancia.

Cuantas veces por consigna se revelan hechos falsos, bulos, a través de “reporteros” de baja estofa que retoman otros de la misma calaña para incordiar a determinada persona incluso a través de imágenes que revelan la identidad del afectado a quien de inmediato han condenado sin previo juicio, tan solo bastó la actitud maliciosa del “periodista” para que el daño se produzca y difícilmente pueda resarcirse, sobreviene entonces el rechazo, el alejamiento, la pérdida de la buena fama que haya tenido, lo peor es que estos dardos tienen la naturaleza de aquel veneno de la hidra que mató a Aquiles para que finalmente la afección envuelva a toda una familia.

Al parecer la Comisión de Derechos Humanos en el Distrito Federal está por concretar un acuerdo con las televisoras para evitar que se afirme y se muestren en cadena nacional sobre la comisión de un delito por grave que este sea imputado a determinada persona la que en la mayoría de las ocasiones en efecto puede ser probable responsable de un delito, sin embargo hay que recordar la existencia del principio de inocencia, pues en no pocas ocasiones existen personas conocidas o no socialmente infamadas y mostradas ante las cámaras de televisión como torvos criminales, sin serlo. El daño es irreversible.

No debemos olvidarnos de las intrigas palaciegas de cortesanos caricatos que por intereses aviesos se convierten en “fuentes” o “informantes” de supuestos acontecimientos inexistentes dirigidos a verdaderos “aprendices” del amarillismo, que no del periodismo y sin más, dan crédito a sus oidores para lanzar el borrego que daña y lastima la moral de terceros, expoliadores profesionales de la verdad convertidos en una panda de hienas cuya finalidad es la de conservar su chamba, preservar su prebendas y seguir disfrutando de ciertos privilegios.

Guillermo Escobar Roca, profesor titular de derecho constitucional de la Universidad de Alcalá en su libro Estatuto de los Periodistas, editorial Tecnos, refiere que: “…Los periodistas que trabajan en el medio, son titulares de diversos derechos fundamentales (que concretan, de un modo u otro la independencia) ejercidos precisamente con ocasión de su actividad laboral: sobre todo,  la libertad de expresión, el derecho de autor y la libertad ideológica. Esta ultima manifestada normalmente mediante la objeción de conciencia. Como es natural los periodistas desean ejercer estos derechos sin trabas o indicaciones procedentes del ámbito empresarial…”

En efecto, Escobar Roca aporta un comentario que no solo es deseable sino difícil de conseguir, lo que no quiere decir que un gran número de periodistas con toda la barba hagan uso de su libertad de expresión e ideológica en donde sus personales normas morales terminan por impulsar el movimiento de su pluma.

Ernesto Villanueva, en su obra Deontología informativa, códigos deontológicos de la prensa escrita en el mundo editado por Miguel Ángel Porrúa hace un balance de lo que acontece con el periodismo en el orbe. Nos habla del derecho del pueblo a una información verídica, objetiva de la realidad por medio de una información precisa y completa. De la adhesión del periodista a la realidad objetiva como una tarea primordial de servir el derecho a una información verídica y autentica compartiendo la honestidad a la realidad objetiva, el periodismo no es un simple producto es un bien social, comparte la responsabilidad de la información transmitida. El papel social del periodista exige el que la profesión mantenga un alto nivel de integridad, esto incluye el derecho del periodista para abstenerse a trabajar en contra de sus convicciones o de revelar sus fuentes de información y también para tomar sus propias decisiones en los medios de comunicación en que este empleado, absteniéndose de promover intereses privados contrarios al bienestar común. Respetar la vida privada y la dignidad del hombre valores que se sitúan a la par con  las disposiciones del derecho internacional y nacional que conciernen a la protección de los derechos y a la reputación del otro, así como las leyes sobre la difamación, la calumnia, la injuria y a insinuación maliciosa. Para ello cita la declaración de principios de conducta de los periodistas que nace en 1954 y que proclama la guía de la conducta profesional de los periodistas comprometidos a recolectar, transmitir, difundir y comentar noticias e información y descripción de eventos sin distorsión maliciosa que trasciendan en injuria o en calumnia infundada.

 

 

*Consejero Político Nacional del Partido Revolucionario Institucional.

 

Torito de la semana

 

¿Quién fue el primer abogado en la historia?

¿Cómo se llamaba el conocido “hombre del corbatón” de origen madrileño radicado en nuestro país que abogaba por las causas de los más pobres en el Palacio de Lecumberri y en la cárcel de Belén y que carecía de título de Licenciado en Derecho sin embargo era poseedor de grandes conocimientos jurídicos y vivía de la caridad de los familiares de sus clientes, la mayoría prostitutas a quienes dictaban sentencias condenatorias con penas excesivas?

¿En qué casos procede el recurso de queja en materia de amparo y debe ser resuelto de manera inmediata?

 

 

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