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Xolos hace historia

Por: Horacio Reiba

2013-03-11 04:00:00

Xolos de Tijuana es un equipo que ha hecho del
sufrimiento parte de una manera cuidadosamente
racional de entender y practicar el futbol

AAntonio Mohamed, el atuendo de “hombre de futbol” le calza de maravilla. Es discreto y sabio. Apasionado pero contenido. Y ha conducido por la ruta del éxito a un equipo sin nombres rutilantes y casi huérfano de historia, cuya gracia consistió en elevarse, en apenas un año, de la Segunda División a campeón del futbol mexicano. Y ahora, en convertir su debut en la Copa Libertadores en un paseo triunfal de tres victorias consecutivas que incluye, desde el miércoles anterior, el haberle cortado al Corinthians de Sao Paulo una seguidilla de 16 partidos de la Copa en calidad de invicto. Y entreverada, la obtención del título mundial de clubes.

Xolos de Tijuana es un equipo que ha hecho del sufrimiento parte de una manera cuidadosamente racional de entender y practicar el futbol. Sin estrellas de relumbrón, con un cuadro bajo organizado en torno al tándem Gandolfi–Pellerano, con Fernando Arce exprimiendo al máximo sus últimos años como profesional –Mohamed lo ha reconvertido en una especie de hombre libre cargado hacia la derecha–, con el Chango Moreno aportando todo su colmillo a funciones ofensivo–defensivas más allá del medio campo, y con un motorista en fuga desbocada como el colombiano Riascos y un puñado de valientes perfectamente integrados como equipo. Para apoyarse entre sí, aguantar lo que haga falta y utilizar las llaves del toque de seguridad y el servicio largo para ganar tiempo y buscar atajos hacia el área contraria. No parece una fórmula demasiado original pero lo es. Y sobre todas las cosas, está resultando altamente efectiva.

 

Tanteando al gigante

 

En realidad, el Corinthians pasó siempre de puntitas por campos mexicanos. Inclusive, sin marcar un solo gol en cuatro visitas previas a cuenta de la Libertadores. Pero nunca había traído una formación tan poderosa y con antecedentes tan impresionantes como la que el miércoles visitó Tijuana. Aun así, Tite planteó el juego con líneas retrasadas, invitando al local a su terreno. Mohamed no tragó ese anzuelo. Y Xolos mantuvo su juego contenido, para romper el cerco defensivo paulista en una jugada que dejó a Riascos solo ante Casio para rematar apenas elevado, perdiéndose un gol seguro. Eso y alguna buena intervención de Saucedo, a par de remates lejanos pero peligrosos, marcaron el primer tiempo, que terminó sin goles.

 

El factor Gandolfi

y la marcha perfecta

 

Toda la historia del partido se concentra en ese minuto 65, una falta lanzada por Arce que Alfredo Moreno recentra de cabeza, rebota en el brazo del corinthiano Fabio y queda botando en la boca del gol para que Javier Gandolfi selle con un taconazo el triunfo de su causa.

Xolos defendió la ventaja con un ardor reconcentrado para subrayar la impotencia del Cotinthians, que vio así cortada una racha de 16 partidos sin perder: 14 en la edición 2012 de la Liber, ganada por ellos, y dos más al abrir su participación en el Grupo 5, que encabeza Tijuana con 9 unidades –marca perfecta– por 4 de Corinthians, 3 de Millonarios de Bogotá y 1 del boliviano San José.

Toluca, titubeante

 

En cambio, el otro representativo de nuestro futbol camina a tropezones. Y sigue sin ganar en la Bombonera, lo que compromete aún más su futuro. El mismo miércoles no pudo con Barcelona de Guayaquil –teóricamente el más flojo del Grupo 1–, al que empató a uno en la recta final de un partido opaco y por momentos desesperante. Los ecuatorianos no se apartaron de lo consabido: hábiles con el balón, pero sin atisbos de grandeza, con esa autoestima baja que caracteriza a los equipos de países chicos de Sudamérica. De suerte que una vez abierto el marcador por Damián Díaz –pase filtrado de Nahuelpan que hizo el zurdo bueno quitándose a Novaretti con una gaonera (35’)–, aquello fue un calvario para los Rojos: tuvieron el balón pero apenas se arrimaron al arco de Manguera, un arquero seguro que nada pudo hacer para evitar el frentazo en corto de Tejada que, a falta de 10 minutos de juego, trajo el empate definitivo.

Para que el Toluca permanezca segundo del Grupo 1 hizo falta que el Boca arrastrara su prestigio –y el de Bianchi, de nuevo en el banquillo—a lo largo y lo ancho de su propia Bombonera, la porteña y original, mientras el Nacional de Montevideo explotaba al máximo sus posibilidades para anotar pronto (Scotti, cabeceando un córner a los 20’), y aguantar después a un equipo sin fuerza ni ideas ni moral de qué aferrarse en procura de la igualada.  Increíble pero cierto.

Ahora, Nacional encabeza el G–1 con 7 puntos, y le siguen a distancia Toluca con 4, Boca con 3 y Barcelona con 2. Los choriceros visitarán Guayaquil la próxima semana.

 

Esos árbitros

 

En el reino del futbol hay decisiones capaces de mover montañas y derrumbar rascacielos en un santiamén. La del turco Cüneyt Çakir el martes, en Old Trafford, pertenece a esa dudosa categoría. El ManU había roto el 0–0 con un gol en propia meta de Sergio Ramos (48’) y el Real Madrid parecía herido de muerte cuando el caboverdiano Nani intentó bajar a media cancha un balón lanzando a lo alto su pierna derecha mientras el defensa Arbeloa hacía por la pelota llegando a espaldas del atacante rojo (59’). El contacto fue interpretado por el juez turco como juego violento grave, le mostró la roja al infractor y abrió para los merengues un ancho portón hacia la victoria justo donde un instante antes se atisbaba un muro infranqueable.

Puede que la descripción anterior peque de exagerada, hablando de futbol todos tendemos a dramatizar y, después de todo, aún quedaba mucho partido por delante y ni los madridistas son cojos ni mancos ni el Manchester era dominador neto de la contienda. Pero que la expulsión les allanó el camino, ni duda cabe. 11 contra 10, los locales entraron en pánico, y por unos minutos fatales se ausentaron del partido, incapaces de defender ni atacar, a merced del poderoso envión blanco que culminaría con dos goles en tres minutos (Modric a los 66’y Cristiano a los 69’); luego se reacomodó el rojo y reculó el Madrid, las tornas se cambiaron y el ManU estuvo dos o tres veces cerca de ese empate que Diego López impidió, convirtiéndose en la figura del patido.

Fue una noche eléctrica, una de esas ocasiones en que la tremenda fuerza emocional de la Champions cobra toda su intensidad. Pero ninguno hizo un gran partido, y es dudoso que el Madrid, con Modric y Diego en los papeles estelares y Coentrao como el mejor secundario, hubiera resuelto la eliminatoria a su favor sin la improcedente expulsión de Nani. Los partidarios del merengue se defienden aduciendo la mano de Rafael que impide un gol cuando el marcador estaba aún en blanco, y los del Manchester aducen la escasa presencia blanca en el área de De Gea, en contraste con un frentazo de Vidic devuelto por el palo, aunque hubo después un postazo del lado opuesto, en remate de Kaká que rebotó hacia el regazo de De Gea en uno de los escasos contragolpes del Madrid cuando el Manchester se lo jugaba todo al empate.

Ferguson no alineó al Chicharito ni a Kagawa, su perla japonesa; y a Rooney le dio entrada hasta el minuto 73, para agregar más pasión y discusiones a lag polémica.

 

Mou y su ataque de sinceridad

 

Las declaraciones de Mourinho en la rueda de prensa, reprobando de plano la decisión arbitral que desnaturalizó el encuentro y poniendo en duda la justicia del resultado, se han interpretado como un calculado coqueteo del portugués hacia la liga Premier, y la mejor prueba de que se considera fuera del Real Madrid a partir del próximo verano.

Como apunta John Carlin, habrá que ver si Mou es capaz de sostener lo dicho en caso de ganar la Copa.

 

Tres calificados y

Barça–Milán en capilla

 

Los otros tres desafíos de octavos de final ubican en la fase siguiente a Borussia Dormund (3–0 al Shaktar, para un 5–2 global), Juventus (5–0 al Celtic tras el 2–0 de Turín) y PSG (le bastó un 1–1 con el Valencia en Parc des Princes en partido estérilmente dominado por el visitante, que había caído 1–2 en Mestalla).

Sobre la suerte del Barcelona hay fundados temores cuando reciba mañana al Milán, que viaja con un 20 a favor. Porque el mal momento azulgrana pasa por una parálisis ofensiva tal vez superable si Messi y colegas se concentran en la tarea, pero también por el hecho de que llevan 14 partidos recibiendo por lo menos un gol. Y admitir otro más del Milán los obligaría a hacer cuatro para salir avante. Y tal como están las cosas suena más que improbable. No imposible, pero casi.

 

De la cima a la sima

 

Todo el entusiasmo que despertó la sorpresiva victoria mexicana sobre EU el viernes, en Phoenix, dentro del llamado Clásico Mundial de beisbol (5–2: con Yovani Gallardo derrotando desde la lomilla al joven Dickey, Cy Young de la liga Nacional) se tornó en decepción al día siguiente, pues la novena azteca no sólo fue un panqué ante Canadá (¡10–2!), sino terminaría provocando la bronca típica del mal perdedor al golpear un lanzamiento de Arnold León al canadiense Tosini, y desatarse una campal de todos contra todos que se contagió a las respectivas porras y a punto estuvo de pasar a mayores. Todo mundo señala como causa la violenta actitud de los mexicanos, por si a este país le hiciera falta más publicidad al respecto. 

La inconsistencia del equipo mexicano es reflejo de la de este incipiente certamen de pretensión mundialista: no es que carezca por completo de sustancia, pero ésta huele, sabe y nutre tanto como la comida chatarra de cualquier franquicia gringa.

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