» Puebla » Semanálisis
2013-02-11 04:00:00
Lo del Tri se entiende así de fácil: no hay talento. El propio Chepo habla ponderativamente de sus soldados, remite el juego a la disciplina y alaba el sentido del deber de su tropa (o al menos lo hacía antes del miércoles). Y ya vimos que con eso no alcanzó ni para vencer a Jamaica. Antaño, en tiempos anteriores no ya al celular y la computadora sino a la televisión y el auto familiar, llamaban jamaica a una especie de kermesse (otro término desaparecido), que se celebraba de mañana. Ignoro si abundaría en tales festejos el agua de jamaica, tan fresca y sabrosa, pero precisamente el error del Tri estuvo en suponer que se beberían a sorbos a los paisanos de Usaín Bolt como anticipo de la cena opípara y los dulces sueños. Sí, como no.
Si uno repasa la alineación titular puesta por el Chepo sobre la gramilla del Azteca, encontrará que había ahí de todo excepto talento verdadero. Ése que distingue al jugador de clase mayor y le sirve para interpretar sobre la marcha el libreto del partido, para iluminarlo con genialidades inesperadas y, lo más importante, para resolver cotejos enredados, como el que se sabía iba a ofrecer ese visitante, tan musculoso como limitado, que es Jamaica.
Si no lo cree, haga usted la prueba, revise lo que tiene y puede dar hoy México y saque sus propias conclusiones. Es muy posible que no se alejen mucho de las expuestas en el párrafo anterior. Pues exceptuando Corona –que salvó los muebles in extremis cuando menos un par de veces, contando, eso sí, con la complicidad de los atolondrados cañoneros de enfrente. Fuera de él, ninguno más reúne los requisitos del talentoso. Ni siquiera del llamado jugador de clase.
Aclarado esto, mucho tendrían que torcerse las cosas para que el Tri pusiera en riesgo su participación en el mundial próximo. Jugar una serie donde se clasifican tres de seis e incluso el cuarto lugar va a disponer de una segunda oportunidad equivale a estar en Brasil 2014 sí o sí. La pregunta clave no va por ahí: tendría que referirse a lo que vendrá después. Y una buena piedra de toque será la Copa Confederaciones, a celebrarse en junio de este año.
Por lo pronto, el próximo compromiso dentro de la eliminatoria regional enfrentará a México con Honduras en territorio catracho. Como la fecha es marzo 22, sobra tiempo para recomponer la maquinaria, refrescar la mentalidad y dejar que la televisión encandile a placer a su cautiva y patriotera teleaudiencia. Claro está que una derrota, aunque poco probable, sí nos pondría los nervios de punta. Honduras, por cierto, se estrenó con buen pie, derrotando 2–1 a los gringos.
La fecha FIFA. Claro que, para futuro de veras preocupante, el del próximo anfitrión mundialista. De visita en Inglaterra, la segunda época de Luís Felipe Scolari al frente de Brasil se inauguró con derrota por 2–1 en Wembley. Cometió Scolari el error de alinear a un decrépito Ronaldinho y, peor aun, de confiarle el lanzamiento de un tiro penal. Falló el hombre y los Ingleses enfilaron a una victoria indiscutible, sobre un equipo que funciona mal y tampoco dispone ya de esos rutilantes cracks que adornaban antaño sus selecciones.
Al contrario de España, que viajó hasta Qatar para poner en evidencia tanto su superioridad de campeón del mundo como la decadencia de Uruguay (3–1). Y al contrario de Alemania, que se permitió humillar a Francia en Saint Denis, y lo hizo además con dos goles exquisitos de Müller y Khedira. Otro visitante ganador fue Argentina en Suecia (2–3 sin que anotara Messi, gran noticia) y, para general asombro, Ecuador, que fue a Guimaraes a aplicarle inesperado 2–3 a Portugal, aguándole el cumpleaños a Cristiano, autor no obstante de un golazo, el primero de su selección.
Puebla: buenas y malas noticias. Es posible que la victoria de la franja en el Alfonso Lastras haya sido un modelo de pulcritud deportiva y superioridad futbolística sobre el San Luis. Y sin embargo, nada ni nadie podrá librarla de las suspicacias despertadas por el tema de la multipropiedad, ese lastre encabezado y promovido por Televisa para escarnio y rémora del balompié nacional.
Dicho lo cual, habrá que celebrar que el Puebla ha ligado ya dos victorias consecutivas, lo cual nos ahorra, por inútil, el cálculo de los cocientes del descenso, que condenan casi remedio a un Querétaro más hundido cada vez (1–1 en casa ante Jaguares, que sigue sin ganar). Su desesperada situación pone prácticamente a salvo a los camoteros y también al Atlas, que de la mano de Tomás Boy viene logrando su mejor campaña en años, y el mismo sábado dispuso 2–1 del Atlante, cortándole al Travieso Guzmán la euforia de su exitoso debut en la semana anterior.
Con todo, es indudable que, bajo la batuta sabia de Lapuente, este Puebla tiene otra cara. Beneficiado o no por la mediocridad ajena –que es abrumadora– el equipo camina con buen paso, pese al plantel nuevo y las taras administrativas. Vamos a ver si no es la clásica llamarada de petate, y si, por ejemplo, Félix Borja y Damarcus Beasley –hizo su primer doblete desde que está en México– son capaces de mantener el mismo ritmo goleador que le arruinó su sábado al San Luis. Eso y más hará nos falta. Si no con vistas a eludir este año el descenso, sí pensando en el siguiente, cuando será el Atlas –que tiene por ahora ocho puntos menos pero está de racha–, nuestro retador directo en la lucha por la salvación o el abismo.
Corrupción: del ciclismo pasamos al futbol. Cerrando la primera fase de una indagatoria de muchos meses alrededor del mundo, Europol dice contar con pruebas fehacientes y exhaustivas sobre una red de apuestas clandestinas con sede en Singapur, que habría falseado los resultados de nada menos que 480 partidos, repartidos en distintas latitudes sin exclusión de eliminatorias mundialistas, torneos continentales y encuentros de las principales ligas europeas.
Y ya puestos a cruzar –no apuestas sino trampuchetas–, el actual presidente de la Real Sociedad ha acusado a su antecesor en el cargo de haberse procurado la colaboración de Eufemiano Fuentes –médico español señalado como el rey de dopaje en el mundo de la bicicleta– allá por los años 2002–2003, cuando el equipo donostiarra salió subcampeón detrás del Madrid, coronando su campaña más exitosa desde que se coronara por última vez, allá por 1982.
La diferencia es que mientras este último caso huele a pleito casero, lo que Europol ha puesto sobre el tapete equivale a depositar toneladas de excremento en los sofás de la sala y la mesa del comedor. Por lo pronto, ni siquiera personajes como Jorge Valdano y Arsene Wenger, interrogados al respecto, pudieron eludir el tema. Aunque el argentino haya optado por declarar que él sobre tales asuntos prefiere pensar y opinar lo menos posible, y el francés por mostrarse tan sorprendido como apesadumbrado por los bochornosos resultados que arroja la investigación policial.
No olvidemos que, hace un par de meses, esta columna se hizo eco de una investigación periodística internacional cuyas averiguaciones también situaban el epicentro de una vasta red de apuestas clandestinas en tierras del Lejano Oriente, y que en materia de partidos intervenidos por las mafias ni siquiera México se encontraba a salvo (un 5–0 sobre El Salvador en plena Copa de Oro figuraba entre las docenas de resultados sospechosos). Un dato curioso, emanado de esa noticia, indicaba que la compra de partidos había extendido sus tentáculos a prácticamente todo el mundo, sin más tabú reconocido que las fronteras de nuestro país, escrupulosamente respetadas por los mafiosos. Por desgracia, la razón que éstos dieron a los reporteros encargados de reunir evidencias sobre el asunto fue la de su justificado temor a invadir el territorio natural de las temibles bandas criminales del narco mexicano, en cuyas manos estaría también la aeventual afectación del futbol nacional.
Share |
Tweet
|