2013-05-17 04:00:00
Al jazz libertario de mi hijo Ricardo
¿Por qué la tristeza
vuelve cuando llueve?
La lluvia enfría cualquier ánimo,
más si llueven balas
y las reciben los que aprendieron
a hablar en voz alta.
Mientras viajo leo en los diarios
que comunidades inermes
fueron baleadas por soldados
que buscan a campesinos rebeldes.
Ocupa el ejército las casas,
pisan las plazas de los pueblos sus helicópteros
y amenazan a las mujeres lanzando vivas
a algún cacique y narco político
que les paga la limpieza.
Los soldados no persiguen a los rebeldes
en los bosques, pues le temen a sus sombras.
Aquí, la lluvia moja los pies de las muchachas
y sus delicados y bellos
tobillos y pantorrillas.
Una joven se las moja
cuando intenta cruzar la corriente
de autos en una calzada.
Algo me desvanece
atado en mi asiento.
Me crece el cansancio o quizás es miedo.
Temo que ella caiga entre charcos
en la vía congestionada.
Cuando salva el torrente vuelvo en mí
y toso feliz y estruendoso.
Reanimo al corazón de trapo empapado
con el sudor de la ansiedad.
Cuando la lluvia la bañaba
olvidé la fuerza de sus piernas
y su viveza para sortear ríos de muerte.
Es esta lluvia que me reblandece.
El viaje continua,
las cuerdas de B.B King
me reponen de los estragos
del goteo persistente
que me confina en la tristeza.
Ahora lanza un hilo de esperanza
el piano de Alice Coltrane:
su Blue Nile se lleva al fango la tristeza
y me fertiliza las arterias.
Ojalá el Blue Nile sacara también al ejército
de las comunidades en rebeldía…
Despierto, escribo y respiro
la frescura de la noche.
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