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Historia vs. improvisación. La destrucción de la plazuela del Factor de los Tornos

Por: Rosalva Loreto López

2013-01-17 09:00:38

Con este último nombre se ha identificado un inmueble que formaba parte de una importante sección de la Zona de Monumentos de Puebla. Uno de sus frentes se registró ubicado en la 8 Norte 414, mientras que el otro mira al bulevar 5 de Mayo y ostenta el mismo número. La casa en cuestión delimitaba una plazuela que desde el siglo XVIII se conoció como del “factor” o de los “tornos”.

Varios indicadores aluden a la importancia de este inmueble y al área que lo contextualizaba. Data del siglo XVI su primera alusión al ser incorporada toda esta franja de terreno en el recorrido de la “acequia maestra”. Esta sección ribereña con el río de San Francisco formó parte del circuito de funcionamiento hídrico urbano que partía desde la zona de San José. Desde ahí se represaba el agua del afluente y mediante el manejo de tres compuertas o sangradores se regulaba el flujo hídrico hacia un canal desde donde se separaba en diferentes porciones1. Parte del afluente se dirigió hacia los molinos de San Antonio y San Francisco, mientras que otra se convertía en la mencionada acequia y comenzaba su recorrido pasando a lo largo de las calles 8 Norte–Sur hasta llegar al molino del Carmen.

En su recorrido paralelo al río de San Francisco la acequia en ciertos tramos corría encañada, mientras que en otros lo hacía de manera superficial como lo demuestran los planos de la década de 1750, en donde se visualiza su tránsito por la mencionada plazuela del “Factor de los tornos”. Se encañaba y volvía a emerger después de atravesar el convento de San Roque y continuaba hacia el sur de la ciudad.

De manera más puntual en esa casa y en los terrenos aledaños desde mediados del siglo XVII se localizaban los rastros del carnero,2 ahí los animales procedentes de Amozoc pastaban y pernoctaban hasta el momento de su matanza en potreros o dehesas que era parte de los “Propios” del ayuntamiento. La ubicación de este sistema de abasto cárnico obedece al aprovechamiento de las corrientes de arrastre de la acequia y del río como desaguaderos. La manzana donde su localizaba el inmueble en cuestión, se pobló lentamente y el diseño de sus construcciones tuvo que ver en gran medida con el aprovechamiento hídrico que requerían ciertas manufacturas como los obrajes o talleres textiles donde el agua servía para el lavado de la lana que pasaba a ser trabajada en los tornos de hilar, de ahí el nombre de esta pequeña plaza. A lo largo de la franja que colindaba con el río, tocinerías y curtidurías o tenerías aprovechaban el fluir de las aguas tanto como material para el enjuagado de las pieles como para el insumo de los cerdos y animales, su materia prima3  (véase plano 1).

Esta zona era particularmente importante por su cercanía con el puente de que conectaba  a la ciudad con el convento de San Francisco, del otro lado del río. Se trataba de un corredor de conectividad urbana entre la traza española y el asentamiento indígena de los barrios del Alto, Xonaca y Xanenetla. En días de tianguis la plazuela cobraba vida pues a ella llegaban a vender los mercaderes que entraban por las garitas de Veracruz y del Tepozuchitl (véase plano 2).

En la segunda mitad del siglo XVIII la manzana estaba conformada por dos calles; el Chito Cohetero y la del Coliseo viejo y era habitada por 94 personas4. Tenía la forma de un polígono irregular que se cerraba con las paredes de la Pulquería de la Madre5. Ya como calle, en el siglo XIX llevó el mismo nombre de este expendio de pulque y la habitaban 43 personas6 (véase plano 3).

Durante el siglo XIX otros espacios se habilitaron como rastros dejando de funcionar este primigenio local para tales fines. La plazuela del Torno quedó integrada al conjunto productivo de obrajes y rebocerías aprovechando la mano de obra de indígenas que llegaban a la ciudad. Casas de ganado de cerda y curtidurías, se asociaron a su función comercial lo que coincidía con su cercanía con el “Parían” a la vez que las casas de su entorno proporcionaba espacios habitacionales al adecuarse varios inmuebles de esta zona como mesones. Se puede afirmar que esta sección urbana se adaptó a lo largo de tres siglos como una zona que otorgaba un paso a la ciudad  que ofrecía servicios inmediatos a transeúntes, comerciantes y a sectores mestizados de la población.  

Plano 1. Plano c.1750, en el círculo grande se muestra el circuito hídrico conformado por el río de San Francisco y la “Acequia maestra”. Plano 2. Plano de las fortificaciones de puebla en 1863. Autor; Teófilo Loreto en la litografía de C. García en la calle de la Recogidas Núm. 3 de Guadalajara. Plano 3. Límites de la manzana en 1839. Se registró tener un área con 2223 varas cuadradas importando un valor de 416 pesos. Archivo General Municipal de Puebla, (AGMP), Serie Expedientes, Tomo 22, legajo 192, 23 de diciembre de 1839, ff antigua 192, foja actual 205  ■  Fotos Ana Méndivil Baldenebro

Cabe decir que de manera particular esta parte de Puebla sufrió las consecuencias de los diversos sitios militares a lo largo del siglo XIX. Si bien para estas fechas se había ordenado clausurar la “acequia maestra”, ésta se reabría temporalmente para funcionar como trincheras, fosos y parapetos que resguardaron a la urbe de la entrada de rebeldes e invasores por la zona oriente.

Para la última década del siglo XIX, la manzana estaba totalmente definida como se muestra en los planos de la época, un dato constata su delimitación exacta cuando en 1890 se realizó un avalúo de la plazuela y de 18 accesorias del mercado del “baratillo” o Parían, ambos espacios entre las calles de los “Tornos” y del Mesón viejo” Las accesorias se valuaron en 3.616 pesos por su mediano estado de conservación y a la plazuela se le reconoció una extensión superficial de 498 metros cuadrados7.

A partir del decreto de Zona Monumental para la ciudad de Puebla en 1977, esta casa y las contenidas en la manzana quedó inscrita en el Decreto emitido en el Diario Oficial emitido el viernes 18 de noviembre de 1977. Fue importante porque definía la plazuela y le daba un carácter especial, en forma de rincón colonial. Este inmueble sufrió un primer embate destructivo bajo la administración del gobernador Manuel Bartlett Díaz cuando se destruyó su patio para hacer un puente que conectaba la calle 8 Norte con el conjunto del Paseo de San Francisco, atravesando el bulevar. Se puede datar su demolición total en el mes de noviembre de 2012, la justificación de este acto depredatorio es la construcción de una torre de transferencia para un teleférico, mismo que no estaba contemplado en el Plan Estatal de Desarrollo y que nunca fue considerado como una obra prioritaria.

Este hecho merece algunas reflexiones. El patrimonio histórico y arquitectónico de la ciudad de Puebla ha experimentado a los largo del siglo XX varias oleadas destructivas, una digna de definir es la comprendida entre las décadas que corren de 1940 a 1960 cuando cerca de 396 inmuebles fueron arrasados. Fue precisamente una década más tarde  cuando después de una larga labor por parte de la sociedad civil y del INAH que se propuso y logró la declaratoria de Zona Monumental y en 1987 gracias al estado de conservación de esta última se logró la inscripción de Puebla como Patrimonio de la Humanidad. Este calificativo constituye ya parte de la historia de nuestra ciudad, sintetiza la valoración que todos sus habitantes hacen de su Centro Histórico y no existe justificación social alguna que merezca la pena para poner en entre dicho tal denominación.

La construcción del teleférico atenta justamente contra esta calificación pues sus dimensiones modificaran el paisaje histórico y arquitectónico al romper con una volumetría definida y al alterar la morfología urbana, esto significa el cambio de vocación de un espacio social mantenido durante más de trescientos años. Ante la ilegalidad con la que se ha procedido para la ejecución de este proyecto corresponde a la ciudadanía levantar la voz y hacer patente su total desacuerdo.

1. Cabe recordar que esta presa fue expuesta y desmontada el pasado año de 2012 como  parte del proyecto ejecutado por la Secretaría de Infraestructura del Estado para la construcción del paso deprimido del Viaducto Zaragoza.

En la actualidad quien esto escribe desconoce el paradero de la misma.  

2. Durante siglos ha sido una función de los ayuntamientos el establecimiento de lugares diseñados ex profeso para la crianza y matanza de animales. Durante la época colonial existieron dentro de la traza rastros para carneros y reses y de ellos dependió el abasto proteínico para el consumo humano. 

3. Esta fue una condición para el desarrollo de la industria porcina, dado que los cerdos carecen de glándulas sudoríferas resultaba imprescindible contar con agua para refrescarlos durante los tres días que permanecían en la ciudad previos a su matanza y transformación   en jabón y encurtidos.  

4. Archivo General de Indias, (AGI) Padrón de feligreses de 1777, Sección V, Gobierno, México, legajos 2578 a 2580.

5. En 1835 esta casa perteneció a Juan Vargas y la habitaba él y su familia y en 1839 perteneció a Francisco Morales quién solicitó en venta el terreno adjunto argumentando que “por ser un espacio abierto se fomenta la prostitución  y allí se cometen excesos de gran tamaño, (...) el  sitio colinda con la casa de la rinconada que es mi casa”. Se registró el área con 2223 varas cuadradas importando un valor de 416 pesos. Archivo General Municipal de Puebla, (AGMP), Serie Expedientes, Tomo 22, legajo 192, 23 de diciembre de 1839, foja antigua 192, foja  actual 205.

6. AGMP, Serie Estadística, Padrón de Población de 1830.

7. AGMP, Serie Expedientes, Tomo 365, 7 de abril de 1890, f.268. Firmado por Carlos Revilla

Arriba a la izquierda, patio de la casa ubicada en la 8 Norte 414. 13.03.1958. Parcialmente destruida en la década de 1980. Arriba a la derecha, Plazuela del Barrio del Artista, 13.03.1958.  Es importante observar que la disposición de la planta de la casa de la 8 Norte 414 limita la plazuela de tal manera que forma un elemento y de esta manera sirve como elemento urbano guía y ordenador. Abajo a la izquierda, lo extraordinario de la casa son los cuatro arcos de medio punto que abrían en las ventanas hacia el lado del (entonces) río de San Francisco (hoy bulevar 5 de Mayo). Posiblemente esta solución arquitectónica formó parte de la tipología de las fincas ribereñas al río de San Francisco. Abajo a la derecha, Plazuela del Torno en octubre de 2012 ■ Fotos Archivo Ramón Pablo Loreto y Ana Benítez de la Vega

 

 
 
 
 
 
 
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