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Habemus petróleum

Por: Juvenal González González

2013-03-21 04:00:00

 

Gobierno o individuo que entrega los recursos naturales a empresas

extranjeras traiciona a la patria.

Lázaro Cárdenas

 

Se han cumplido 75 años de la histórica expropiación petrolera, momento culminante de la primavera nacionalista que significó el cardenismo en la historia de México. Nacionalismo inspirado en los más avanzados ideales del movimiento revolucionario de 1910–1917, y que hoy muchos consideran un obstáculo para la “modernización” del país. Lo de hoy es entregar las nachas al capital agiotista y las grandes empresas trasnacionales. Flojitos y cooperando.

Nuestra historia, como la de todas las naciones conquistadas y colonizadas, es la historia del saqueo y sobreexplotación de los recursos naturales y de la mano de obra esclavizada. Ya vamos para 500 años de conquista y los genes prevalecen gracias a las mentes colonizadas de las clases dirigentes. Eso de la autodeterminación y la soberanía no se les da.

Y precisamente hoy se conmemora el 207 aniversario del natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Juárez, uno de los pocos gobernantes que ofreció resistencia y se mantuvo renuente al mandato de las potencias imperiales; por cuya vocación independentista y de defensa del derecho de las naciones a regir su destino, es justamente reconocido y recordado en México y el mundo.

Así que, para desgracia de los entreguistas, en nuestro calendario cívico se juntan dos fechas que recuerdan a sendos personajes cada vez más incómodos, Benito Juárez García y Lázaro Cárdenas del Río, cuyo pensamiento y acción son herencia inspiradora para los mejores hombres y mujeres de nuestro país, en su lucha por defender la soberanía nacional y la propiedad exclusiva sobre los recursos naturales.

Por ochenésima vez se anuncia una “reforma energética” para “poner al día” nuestra industria petrolera, pero cuyo trasfondo es abrir más rendijas para colar la inversión privada en las actividades económicas vinculadas al petróleo. Y por ochenésima vez la intentona viene acompañada por una intensa campaña mediática tendiente a ofrecer espejitos y baratijas con la intención de engañar a los mexicanos de buena voluntad. ¿Se acuerdan del tesorito?

No hay que darle muchas vueltas. Nadie está conforme con la situación actual de Pemex, eso es un hecho indiscutible. Las diferencias surgen, en primer lugar, con el diagnóstico para identificar las causas que han determinado la virtual quiebra financiera de la empresa y su enorme atraso tecnológico. Por la parte oficial y oficiosa se sostiene que el problema se origina en la falta de recursos, que México no los tiene y eso hace necesaria la apertura a la inversión privada (léase extranjera).

Por la otra, misma que comparto, se afirma que la descapitalización y el abandono han sido (mal) intencionados para justificar las tendencias privatizadoras. Esa estrategia ha sido usada reiteradamente; como en la venta de Teléfonos de México (Telmex), el remate de las empresas mineras, de los bancos y, recientemente, en el cierre de Luz y Fuerza del Centro.

En ningún caso llegamos a la tierra prometida. Los servicios siguen siendo caros y malos. En cambio, en todos los casos se han generado enormes ganancias que en nada han beneficiado al país y lo único que han producido son flamantes multimillonarios para engalanar las listas de Forbes.

¿Dónde está el financiamiento para el desarrollo que se prometió al extranjerizar la banca? ¿Dónde la modernización de la industria minera, los ferrocarriles, los aeropuertos y servicios aeroportuarios? ¿Dónde los grandes beneficios para los pensionados con las Afores? ¿Dónde el mejoramiento de los servicios de salud al reformar las leyes del IMSS y el ISSSTE? ¿Dónde los empleos que se iban a crear con la nueva legislación laboral? Puros cuentos, puras mentiras.

Y no tienen llenadera, en lugar de cobrar impuestos a las ganancias, gravar las operaciones bursátiles y acabar con la evasión fiscal, se van sobre la riqueza nacional y los bolsillos de los trabajadores.

En esa línea van las cacareadas “reformas estructurales” llamadas a lanzarse sobre la renta petrolera y la imposición del IVA en alimentos y medicinas. ¿Qué tiene que ver eso con el desarrollo nacional? absolutamente nada. Con esa política económica se fortalecen las tendencias a concentrar el ingreso nacional en unas cuantas manos y aumentar la pobreza y la marginación de la mayoría de los mexicanos.

Ni siquiera las convulsiones sociales que viven los países que se sometieron a la usura internacional, sirven para abrir los ojos a la clase política y frenar la avaricia de los hombres del dinero. Ya se anuncia, por ejemplo, que en Chipre les van a rasurar los ahorros a los cuentahabientes, para pagar las deudas del gobierno con la banca internacional y “sanear” las finanzas públicas.

Más valdría organizar la resistencia ahora que queda algo que rescatar. Después habría que navegar a contracorriente y eso es más difícil y costoso, como demuestran las experiencias de Juárez en 1862 y de Cárdenas en 1938. A poco no.

Cheiser: En la misma pista transita la “reforma” de las telecomunicaciones. Está concebida pensando en el reparto del pastel, en el que solamente participan quienes tienen hartos billetes, y no en los consumidores. Al final los empresarios, nuevos y viejos, se pondrán de acuerdo en las condiciones y precios finales y nos seguirán llevando al baile, como ocurrió con los bancos. ¡Que Papa Pancho nos ayude y proteja!

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