Danzantes

El documental In Mijtotiani, Danzantes, de la realizadora poblana Eleani Martínez, ha sido una grata sorpresa. Hace unos meses, durante una visita a Apulco, cerca de Cuetzalan, encontré en una tienda de artesanías el video y lo compré con la esperanza de utilizarlo más adelante para mostrarlo a mis alumnos de la asignatura de Comunicación Intercultural  que imparto en la UAP. El documento detalla diversos momentos en torno a las múltiples danzas que se celebran durante la fiesta a San Bartolomé Apóstol en el mes de agosto en el pueblo de Xochitlán de Vicente Suárez en la Sierra Norte del estado de Puebla y al hacerlo, se manifiesta como un testimonio excelente para conocer la cultura, tradiciones, saberes y memoria que se representan en la fiesta. En efecto, la danza, la vestimenta, el arte impreso en bastones, ceras, accesorios, la música… todo ello se integra en un complejo simbólico que lo mismo expresa identidad, pasión, fervor y fe. Es cosmovisión que se transmite de generación en generación con la plasticidad con que la memoria se impregna en la festividad, pero que a la vez está en constante movimiento, cambiando, al grado que nunca una festividad es igual que la anterior, pero parten del mismo principio.

Para Alfredo López Austin, la cosmovisión es “el conjunto articulado de sistemas ideológicos relacionados entre sí en forma relativamente congruente, con el que un individuo o un grupo social, en un momento histórico, pretende aprehender el universo”. Partiendo de esta premisa, dicho conjunto se integra al pensamiento, deseo y accionar del pueblo que lo expresa para explicar su entorno, origen y razón de ser. Más todavía, se trata de un “hecho histórico de pensamiento social –siguiendo con López Austin– inmerso en decursos de larga duración, integrado por diversos sistemas ideológicos como un macrosistema estructurado y congruente. Por tanto, la religión, la mitología y la magia son sistemas integrados al macrosistema de la cosmovisión”. Cada una de las danzas representadas en la fiesta patronal tiene un sentido profundo para los habitantes de Xochitlán, tanto que al decir de Martínez, todos los que participan de la danza son del pueblo. De igual manera, los artesanos que confeccionan máscaras y adornos; aquellos que diseñan y elaboran las ceras; las costureras y bordadoras que elaboran vestidos y trajes. Para ellos, las danzas no son de ninguna manera una expresión lúdica; por el contrario, se trata de un ritual del que depende el orden y el equilibrio en cosmos del lugar. Alfredo López Luján afirma que “el comportamiento ritual transmite socialmente los conocimientos y los valores normativos y funde en un mismo corpus las creencias cosmológicas y las pautas del ordenamiento social”. Como se ve en el documental, las diversas danzas que se escenifican en la festividad comportan muy diversos sentidos, lo mismo aquellos encaminados a la conservación de tradiciones y la memoria de la cultura, que aquellos otros encaminados a la consolidación del sistema axiológico o de valores dentro de la vida cotidiana de la comunidad.

Vemos lo anterior en la danza de los Moros, tocotines y españoles, que rememora la conquista y que fue introducida por los españoles con el objeto de evangelizar a través de contar la reconquista española; en la danza de los Negritos, que explica la relación de diversas comunidades con los negros traídos a la Nueva España para el trabajo con la caña de azúcar y que bien podría hermanar a las comunidades indígenas con las negras en un sentido de explotación y esclavitud; en la danza de los Migueles, que representa la lucha del bien y del mal, entre el arcángel Miguel y sus huestes celestiales contra Lucifer… aunque la versión de ellos es que el arcángel y Luzbel se sentaron a platicar y este último quiso robarse a los hijos de Miguel (¡¿cómo, si se trata de un ángel?!), lo que hace que no estén de acuerdo y que luchen. En esta danza, como en la de los Santiagos –que representa la lucha entre el apóstol Santiago y los Pilatos– vemos claras trazas de un culto popular donde las libertades y las constantes superposiciones de creencias imperan desde su introducción en plena conquista. Por cierto, dicho sea de paso, la jerarquía católica más tradicional poco aprecia estas expresiones pues las considera alejadas del culto verdadero. La lente de Martínez nos lleva a presenciar estas sutilezas lo mismo que nos muestra los procedimientos, las obligaciones y la responsabilidad –si uno no cumple con los cuatro años que se deben dar a la danza, puede ser castigado por dios mismo al mandarle una serpiente para que lo muerda; o la visita en sueños de leones, jaguares y otros seres que generalmente presagia la muerte de acuerdo a los informantes. Da gusto encontrarse con documentos tan bien elaborados y que den cuenta de manera tan fiel de las costumbres y su relación con el equilibrio social y espiritual de todo un pueblo. Hace unos días, en una conferencia sobre legislación cinematográfica en el Foro Novel, Marco Julio Linares, secretario de Eficine llamaba la atención sobre la importancia de la investigación en la elaboración de cine documental lo que hacía que fuera extremadamente complicado… In Mijtotiani, Danzantes es sin duda una muestra de esa investigación al servicio del documental, del conocimiento de un pueblo y de la divulgación del mismo a través del cine.