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Austeridad con justicia y dignidad

Por: Juvenal González González

2012-12-13 04:00:00

 

El dinero es un crimen, repártelo equitativamente pero no toques mi pastel.

Pink Floyd

 

Una tras otra se suceden por todo el mundo las jornadas de protesta en contra de las “medidas de austeridad” y “ajustes presupuestales” adoptados por los gobiernos para “sanear las finanzas públicas” y “hacer frente a los compromisos” contraídos con la usura internacional. Saqueo de proporciones jamás vistas que pretenden ocultar bajo el disfraz de la eufemísticamente llamada “crisis”.

Porque la voracidad sin límites del capitalismo de última generación, arrasa lo mismo con empleos, salarios y pensiones; que con sistemas públicos de educación, salud y vivienda. La perversa intención es demoler todo vestigio del estado de bienestar, privatizando la vida y hasta la muerte de la humanidad. Ni en los peores sistemas esclavistas se vio tal salvajismo expoliador.

Aun los países que ofrecen heroica resistencia a los mandatos del capital financiero, “tienen” que adoptar severas medidas de explotación al trabajo asalariado, para proteger sus recursos naturales y competir en la “economía globalizada” y el “libre mercado”. Atrapados sin salida en las trampas y patrañas de los señores del dinero.

Pero si vemos con mayor detenimiento y vamos al fondo del asunto, encontramos que no todas las causas del empobrecimiento y la inequitativa distribución de la riqueza nacional tienen su origen en el exterior. En muy buena medida provienen de las estructuras internas de cada país. Por eso las protestas en el mundo son cada vez más violentas, en la medida en que los ciudadanos se percatan que la carga de “la crisis” recae, como siempre, en los jodidos. Las clases y grupos privilegiados no solo no sacrifican un ápice de sus holguras, sino que las incrementan.

Y no hay que ir a Grecia ni España para constatarlo ¡vive Dios! lo tenemos frente a las narices y nos la restriegan a cada momento sin medida ni clemencia. Vayamos por partes (como dicen en la 46).

El flamante gobierno de Enrique Peña Nieto entre sus espectaculares proyectos anunciados –ejemplo de cómo aprovechar el bono de inicio de mandato que nadie debería escatimar– incluyó una serie de medidas de austeridad presupuestal para 2013, como la reducción de 5 por ciento en sueldos y salarios para niveles medios y superiores; la eliminación de plazas no justificadas y un conjunto de limitaciones al despilfarro y abuso en los gastos de la administración pública. Bien, corrige las desviaciones panistas que se despachan con la cuchara grande a la hora de asignarse beneficios a costa del erario. Pero deja intacto el andamiaje que establece un abismo inexplicable e injustificable entre los ciudadanos y la alta burocracia de supuestos “servidores públicos”.

Mire usted. El salario mínimo para 2013 se ha fijado en un promedio de 22 mil pesos anuales (62 pesos diarios) y en ese mismo nivel andan las pensiones. Amarga Navidad, una más, y nanay de próspero Año Nuevo para millones de mexicanos que se debaten en la pobreza. Nada que celebrar.

En el extremo celestial, el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ganará 6 millones 118 mil 837 pesos al año, más un “estímulo del día de la madre” y una “ayuda para anteojos”; un “pago de riesgo” de 906 mil 230 pesos y un aguinaldo de 494 mil pesos. El resto de ministros de la Corte, sólo un poco menos.

El sueldo del presidente de México, EPN, será de 2 millones y medio al año (redondeado) y el de los secretarios de Estado unos 100 mil pesos menos. Los consejeros del Instituto Federal Electoral ganarán 3 millones 33 mil 612 pesos anuales. El presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos 2 millones 583 mil 548 pesos al año. Los diputados y senadores también ganarán más de 2 millones anuales más “ayuda para despensa” (33 mil pesos, más de lo que gana un trabajador de salario mínimo al año) y un aguinaldo de 200 mil morlacos. Y ya no le sigo porque me están dando ganas de llorar.

Pero antes de derramar la primera lágrima déjeme recordarle que el nuevo avión presidencial costará poco más de 6 mil millones de pesos, superando el costo de los aviones presidenciales de Estados Unidos, Brasil, Francia y Rusia. Pa’ decirlo pronto antes que me atragante, tendremos (¿tendremos kimo sabi?) el avión presidencial más caro del mundo.

Por otra parte, se vuelve a aumentar el presupuesto militar para perseguir al contrabando de drogas que ya se están legalizando en Estados Unidos, país que impone esa estrategia de militarizar la lucha contra el narcotráfico, causante de tantas muertes y desgracias personales, familiares y nacionales.

Entonces ¿de qué austeridad estamos hablando? Bienvenidas las buenas medidas y nombramientos de Enrique Peña Nieto para salir de la docena trágica pero, como dicen los académicos, son necesarios pero no suficientes.

No se pueden pedir milagros (¿o sí?) pero en seis años se pueden sentar bases sólidas para reconstruir un país en el que se han enseñoreado la corrupción y el agandaye. Semos o no semos.

Cheiser:Y bueno, seguimos esperando la versión oficial de los hechos del 1 de diciembre. ¿Dónde están los provocadores y sus patrocinadores?. Lo que no se puede tolerar es que mantengan preso a nadie mientras no demuestren su participación en el vandalismo. La justicia exige la presunción de inocencia y no se lleva con las ansias de encontrar culpables para justificar lo injustificable.

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