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Alma llanera

Por: Juvenal González González

2013-03-14 04:00:00

 

Dicen que soy un héroe, yo débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos.

Mahatma Gandhi

 

Más de 2 millones de venezolanos desfilaron ante el féretro de su presidente, Hugo Rafael Chávez Frías. Ante los ojos del mundo se puso en evidencia lo que tantos ocultaron durante tanto tiempo: el enorme y sincero aprecio popular, como base social y moral de la indiscutible fuerza política del mandatario bolivariano.

Asimismo, la significativa presencia de los presidentes de los principales países latinoamericanos, despejó cualquier duda respecto al liderazgo del Presidente Chávez en la región.

¿Qué pasará con el chavismo sin Chávez? Algunos ya le dieron los santos óleos y otros determinaron su vida eterna. Yo no me atrevo a tanto, ni en uno ni otro sentido. Sólo sé que Venezuela y América Latina no serán las mismas sin Hugo Chávez. Con el permiso del maese Perogrullo y su compadre Lugar Común.

Pero es que se debe reconocer el papel de los individuos en la historia. Ora como héroes, ora como villanos. Decirlo es fácil pero no explicarlo, porque la talla de héroe o villano es relativa y atemporal. Quien es héroe para unos es villano para otros y viceversa; quien hoy es héroe mañana será villano y viceversa. Muy rara vez, si acaso, se logra la unanimidad universal forever.

Lo cierto es que los individuos somos únicos, irrepetibles y, por fortuna, mortales. De esto no hay escape posible, el destino final nos iguala irremediablemente. Somos iguales frente a la muerte pero no en la vida. Por eso el juicio terrenal se refiere a lo que cada quien hizo o dejó de hacer durante su existencia. Del más allá cada quien sabrá su cuento.

Y es así como hay que juzgar la vida y la obra de Hugo Chávez, pasando por la lente crítica sus acciones y omisiones en su lugar y momento concretos. Bajo tales premisas se entenderá la pleitesía de que fue objeto por parte de unos y la aversión por parte de otros.

Esto último es lo que a mí me parece relevante, discernir quiénes eran los unos y quiénes eran los otros. Tal vez porque una de las sentencias reiteradas por mi madre desde mi más temprana edad, en su esfuerzo por alejarme de las malas compañías y trazarme un camino directo al cielo, era aquella de “dime con quién andas…”.

Chávez nació, creció y murió como un alma llanera del Arauca vibrador. Reconoció y amó sus raíces, su pueblo y su patria por sobre todas las cosas. A ellas entregó su vida sin escatimar sacrificio alguno. Sus convicciones lo sobrepasaban y eran un imán para otros idealistas que, de manera empírica y pragmática, más que teórica y doctrinaria, trazaron una hoja de ruta para construir un país más libre, justo y soberano.

Su sinceridad, ingenua pero genuina, conquistó la confianza popular y su respaldo en las urnas, luego de un fracasado golpe militar, derrotando a las cúpulas partidistas que se habían profesionalizado en el saqueo de la riqueza nacional.

Y para sorpresa de todos, acostumbrados a la demagogia electorera, comenzó a cumplir la palabra empeñada en favor de los más pobres, como condición primaria para lograr una Venezuela con desarrollo vigoroso y creciente. Pronto se enfrentó a los tradicionales intereses de las minorías privilegiadas, aliadas, como siempre, con las grandes potencias y sus empresas.

Así, del alma llanera; hermano de la espuma, de las garzas, de las rosas y del sol, emergió el alma guerrera y les peló el machete a los burgueses criollos y sus padrinos de Miami y Washington. Feroz guerra sin tregua ni cuartel que mantuvo hasta su muerte y que hoy amenaza con desbordar los diques “democráticos”.

En confrontación abierta contra los lineamientos privatizadores de los organismos financieros internacionales, opuso un modelo de desarrollo nacional con soberanía y una política social distributiva e incluyente, logrando avances indiscutibles en materia de salud, educación, alimentación y vivienda, jamás vistos en América Latina, salvo en los mejores años de la Revolución Cubana.

Cierto que esos logros se basaron en la enorme renta petrolera, pero eso no le resta mérito, en otros países petroleros la riqueza es acaparada por las grandes trasnacionales o va a parar a las cuentas de políticos rateros. Aquí sabemos harto de esas machincuepas.

Y en el plano internacional se fajó contra los mastines del imperio y sus cachorros. Les arrebató el liderazgo en la región de Latinoamérica y el Caribe, encabezó la exitosa lucha contra las políticas neoliberales en la región y rescató el espíritu de dignidad y unidad bolivariana.   

Tal vez las trasnacionales de la comunicación lograron crear una imagen tiránica y perversa de Chávez en amplios sectores de la opinión mundial, pero la masiva y espontánea expresión de reconocimiento y apoyo popular que vieron miles de millones de espectadores en el mundo, sembraron hartas dudas. Ni modo que no.

Cheiser: ¿Y qué se hace cuándo cuando soldados, jueces y policías se erigen y actúan como grupos de autodefensa para uso exclusivo de las castas privilegiadas, delincuentes, corruptas e impunes del país? Pregunto.

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