Logo de La Jornada de Oriente
Cargando...

La voluntad y los dioses del amor

Por: Rafael H. Pagán Santini

2013-03-13 04:00:00

Los literatos y los filósofos han hecho constar por siglos los ejemplos de las más bellas historias de amor que resaltan la naturaleza humana. Helena, a veces conocida como Helena de Troya o Helena de Esparta, era considerada hija de Zeus debido a su gran belleza y es un ejemplo de las pasiones más poderosas que desata el amor. Entre los filósofos se esgrimen todas las posibles causas la huida de Helena con Paris, príncipe de Troya. Si fue seducida o raptada, inducida por los dioses o su voluntad fue desarmada por las fuerzas del amor, son los diferentes argumentos que han si expuestos por el sofista griegosiciliano del siglo IV a.C., Georgias de Leontin, para demostrar la inocencia de Helena, siempre identificada con la Guerra de Troya. Romeo y Julieta, tragedia de William Shakespeare que cuenta la historia de dos jóvenes enamorados que, a pesar de la oposición de sus familias, se casan de forma clandestina, ante la fatalidad de la aparente muerte de uno el otro se suicida conduciendo finalmente a la muerte de los dos amantes. Otro ejemplo, poco conocido, es el llanto de Aquiles ante la muerte de su amado Patroclo. Eva Cantarella1, nos narra parte del final de esta conmovedora historia; muerto su amado, Aquiles ya no tiene razones para vivir: repetidamente desea no haber nacido, declara que su único deseo es morir, parece amenazar con el suicidio. Y no se limita a expresar su dolor gimiendo y cubriéndose la cabeza con tierra, como es normal en los héroes homéricos... Desesperadamente abrazado a su cadáver, tras haber vengado a su amigo, desea yacer con él en la misma fosa, para siempre, unido a él en la muerte como lo estaba en la vida. 

El estado afectivo que se identifica como verdaderamente y locamente enamorado tiene su correlato neuronal. Al igual que otros comportamientos, el “Amor Romántico” no ocurre en el vacío o de forma aislada. La conducta apasionada del enamoramiento es una conducta motivada que involucra núcleos neuronales y estructuras encargadas de la recepción de estímulos que permiten que esa conducta se exprese en interacción con el medio ambiente. Cuando se estimula visualmente a una persona profundamente enamorada con la fotografía de su pareja se activan áreas del cerebro específicas formando la base neuronal de lo que se conoce como el amor romántico. Aunque todos los estímulos sensoriales participan en la respuesta amorosa, la visión juega un papel central en el despertar y el sostenimiento del amor romántico. Este sentimiento es uno complejo que involucra componentes eróticos, cognitivos, emocionales y comportamentales2. Si bien, cada uno de estos componentes puede estudiarse independientemente, cuando se estudia el amor romántico tienen que ser estudiados integralmente ya que cada uno de ellos es parte esencial de esta respuesta. La  red neuronal que se activa cuando se está románticamente enamorado y se es estímulo visual con una fotografía de la pareja amada está formada de manera restricta por la ínsula medial, la corteza del cíngulo anterior y en la región subcortical, por el núcleo caudado y por el putamen, todos bilateralmente3.

En el Elogio de Helena4, Georgias de Leontin argumenta, “si lo que originó sus actos fue el amor, no es difícil que eluda la acusación de culpabilidad en la que se dice que ha incurrido. Las cosas que vemos tienen la naturaleza propia de cada una de ellas, no la que nosotros queremos. Además, mediante la percepción visual el alma es modelada en su modo de ser. Y así, cuando la vista contempla personas enemigas revestidas de armadura guerrera con ornamentos guerreros de bronce y de hierro, ya ofensivos ya defensivos, se aterra y aterra al alma, de manera que muchas veces huimos llenos de pavor aunque no haya un peligro en el futuro. 

La verdad de esta argumentación se presenta como poderosa a causa del temor que se deriva de la percepción visual, la cual, una vez que se ha producido, hace que se renuncie a actuar, aunque se sepa lo que es bueno según la ley y lo que es justo según el derecho...

Por tanto, si el ojo de Helena originó en su alma deseo y pasión amorosa del cuerpo de Alejandro”, ¿qué hay en ello de asombroso? Si el amor es un dios, ¿cómo hubiera podido resistir y vencer el divino poder de los dioses quien es más débil que ellos? Si se trata de una enfermedad humana y de un error de la mente, no se ha de censurar como si fuera una culpa, sino se ha de considerar como una mala suerte. Y, en efecto, ella marchó a Troya, como marchó, a causa de las insidias que padeció en su alma, no por voluntaria decisión de su espíritu; a causa de la inexorabilidad del amor, no por intrigas de su arte”.

Lo que nos dice uno de los principales sofistas y maestro de la retórica, en términos neurobiológicos, es que la respuesta apasionada ocurre en el inconsciente y para cuando se hace consciente ésta ya ha secuestrado el componente racional de la voluntad. Además, este estimulo visual es de tal magnitud que “el alma es modelada en su modo de ser”. En 1983, en la Universidad de California en San Fransisco, Benjamin Libet presentó una bella explicación de la relación entre lo inconsciente y lo consciente en actos voluntarios. Libet le pidió a un grupo de voluntarios que levantaran un dedo cuando se les placiera, lo que lo llevo a encontrar que el potencial de inclinación (actividad eléctrica del cerebro) ocurría 200 milisegundos antes de que la persona sintiera la urgencia de levantar el dedo. Con esta información, Libet podía predecir que iban hacer la persona antes de que ella misma se diera cuenta de haber decidido llevar a cabo el acto. Por lo que concluyó que el proceso de iniciar una acción voluntaria ocurre en el inconsciente de alguna parte del cerebro, pero que justamente antes de iniciarse la acción, se requiere la consciencia para aprobar o vetar la acción. En esos 200 milisegundos antes de que se levantara el dedo, la consciencia determina si se mueve o no5.

Desde el punto de vista de la naturaleza cerebral, el debate entre el determinismo y el libre albedrio puede resolverse teóricamente en un terreno probabilístico intermedio. Por un lado, las acciones voluntarias son el resultado de la competencia de múltiples señales entrantes de fuerza variada y de la probabilidad de que éstas lleguen al lóbulo frontal de diferentes fuentes de la corteza cerebral. Y, por otro lado, una acción voluntaria sería el resultado de la competencia entre cogniciones ejecutivas alternativas codificadas en la corteza. Esto es un sistema desviado hacia el auto–control que puede seleccionar las diferentes alternativas que se le ofrecen vinculando las funciones ejecutivas frontales y los impulsos neuronales al lóbulo frontal.

Sin embargo, la respuesta pasional del enamoramiento involucra áreas del cerebro que secuestran la voluntad. El putamen es una estructura situada en el centro del cerebro, que junto con el núcleo caudado forma el núcleo estriado. Esta área del cerebro parece desempeñar un importante papel en el condicionamiento operante (aprendizaje a través de refuerzo). Además, participa en el control motor del cuerpo, por ejemplo, de la ejecución controlada y dirigida de los movimientos voluntarios finos. Recientemente se demostró que el núcleo caudado está altamente involucrado en el aprendizaje y la memoria6, en particular en materia de tratamiento de retroalimentación7. La ínsula se está fuertemente relacionada con la función de la experiencia subjetiva emocional y su representación en el cuerpo. La corteza del cíngulo anterior está relacionada con ciertas funciones cognitivas racionales, tales como la anticipación de premio, toma de decisiones, empatía1 y emociones. Estas estructuras neuronales son las mismas que se activan ante el efecto eufórico de la cocaína y de los opiáceos8–9, lo que sugiere el carácter altamente sensitivo de esta red neuronal y su potencial en la generación de un comportamiento compulsivo. 

1 Cantarella E., 1988, Según Natura, La Bisexualidad en el Mundo Antiguo, ed AKAL Universitaria, Madrid, pp 9.

2 Sternberg RJ. (1986) A triangular theory of love, Psychol Rev 93, 119135 (1986)

3 Bartels A., Zeki S., (2002) The neural basis of romantic love, NeuroReport 11:3829±3834 & 2000 Lippincott Williams & Wilkins.

4http://historiantigua.cl/wpcontent/uploads/2011/08/ELOGIO_DE_HELENA.pdf,

Juan Ureta Guerra, Materiales del Curso de Argumentación Jurídica

5 B. Libet, C. A. Gleason, E. W. Wright, and D. K. Pearl, Time of conscious intention to act in relation to onset of cerebral activity (readiness potential): The of conscious intention of a freely voluntary act,

Brain 103: 62342

6 Graybiel AM (2005). The basal ganglia: learning new tricks and loving it.

Curr Opin Neurobiol 15:638644.

7 Packard MG, Knowlton BJ (2002) Learning and memory functions of the Basal Ganglia.

Annu Rev Neurosci 25:563593.

8 Breiter HC, Gollub RL, Weisskoff RM et al., (1997), Acute Effects of Cocaine on Human Brain Activity and Emotion  Neuron 19, 591511

9 Schlaepfer TE, Strain EC, Greenberg BD et al.(1998) Site of Opioid Action in the Human Brain: Mu and Kappa Agonists’ Subjective and Cerebral Blood Flow EffectsAm J Psychiatry 155, 470473.

Si desea más información sobre esta columna puede escribir al correo electrónico [email protected]

Share
La Jornada
Nacional Michoacan
Aguascalientes Guerrero
San Luis Veracruz
Jalisco Morelos
Zacatecas  
Tematicas
Defraudados Izquierda
AMLO Precandidatos 2012
Servicios Generales
Publicidad
Contacto
© Derechos Reservados, 2013. Sierra Nevada Comunicaciones S.A. de C.V.