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La testosterona, remplazo hormonal en hombres

Por: Rafael G. Hernández García Cano

2012-09-20 04:58:15

El envejecimiento del hombre está asociado con una disminución de los niveles de las hormonas sexuales. Esta disminución no es algo súbito como ocurre en la mujer durante la menopausia, pero sus efectos pueden ser significativos. La reducción aproximada de un uno por ciento por año en los niveles de testosterona después de los 30 años de edad ha sido llamado andropausia, aunque este término es impreciso debido a que los niveles de testosterona no “pausan” realmente en el hombre como sí ocurre en los niveles sanguineos de estrógeno en la mujer.
Los testículos, principal fuente de andrógenos, son dos pequeñas glándulas ovoides ligeramente aplanadas de lado a lado que, en el ser humano, miden 4–5 cm de longitud y pesan 10–15 g. Están rodeados por una gruesa cápsula fibrosa llamada túnica albugínea. Esta capa encierra cada testículo al entrar a la glándula. Los testículos están formados por dos compartimientos con estructuras y funciones distintas, aunque, existen numerosas interrelaciones entre ellos, estos compartimientos son: los túbulos seminíferos, donde se lleva a cabo la espermatogénesis y el tejido intersticial, el cual contiene las células productoras de esteroides gonadales.

En los intersticios angulares que quedan entre los túbulos seminíferos se sitúan las células de Leydig. Estas células son la fuente principal de testosterona y del factor similar a la insulina–3 (INSL3), son la principal fuente endocrina del testículo. Su función es la producción de andrógenos, principalmente testosterona, necesarios para la virilización fetal y postnatal así como el inicio y el mantenimiento de la espermatogénesis1. Las células adultas de Leydig se caracterizan por su alta producción de testosterona. Con la edad, tanto los niveles de testosterona como las concentraciones testiculares de esta hormona progresivamente disminuyen2. En humanos la reducción en los niveles sanguíneos de testosterona es primordialmente un fallo gonadal más que un cambio en el eje hipotalámico–hipófisis–gonadal3. Todo parece indicar que la reducción en los niveles sanguíneos de testosterona obedece más a una disfunción celular que a una reducción en el número de células de Leydig. De acuerdo a la evidencia experimental, la respuesta de las células Leydig a los estímulos de la LH está claramente disminuida, como resultado de la reducción en la producción de cAMP de estas células envejecida4.

Ante la ausencia de un término que describa con precisión la reducción paulatina de los niveles de testosterona, andropausia, se ha propuesto señalar el evento como un conjunto de síntomas que ocurren debido a la disminución en el funcionamiento de las gónadas (glándulas productoras de las hormonas en cuestión y de los gametos), técnicamente se le reconoce como hipogonadonismo sintomático en el hombre de edad avanzada. Los informes preliminares sobre la terapia con testosterona indican que podría ofrecer una gran variedad de beneficios para los hombres que han desarrollado diversas condiciones de salud asociadas a los niveles bajos de testosterona. El remplazo hormonal (testosterona), en dosis suficientes para aumentar los niveles en suero de testosterona a niveles medios normales, no causa daño en el tejido prostático ni promueve el desarrollo de cáncer en esta glándula.

Los niveles bajos de testosterona en suero se encuentran asociados con síntomas y signos específicos, que incluyen la disminución en la libido con pérdida de vitalidad, la reducción de la masa muscular como aumento de la grasa central del cuerpo, la reducción en la densidad ósea, la depresión, la anemia y la disfunción eréctil. Cada día hay más hombres que padecen esta condición, sobre todo al haber aumentado las expectativas de vida. Muchos estudios han documentado claramente que la concentración de testosterona en suero disminuye con los años.

Normalmente la testosterona tiene muchos efectos diferentes en diversos tejidos del cuerpo, lo que explica su habilidad para actuar directamente sobre áreas específicas que cuentan con receptores para esta hormona y sus derivados. Por tal motivo, la disminución de la testosterona con la edad afecta todos estos tejidos sobre los que puede actuar. Las consecuencias son: disminución en la densidad ósea, reducción en la masa muscular y su fortaleza. Además los estudios donde se a administra el remplazo hormonal debido a estas enfermedades tienen como resultado la corrección de la sintomatología asociada a la deficiencia.

El doctor Leonard S. Marks publicó en la edición de la revista Jama (Vol. 296, No. 19) los resultados de la investigación que se llevó a cabo con 44 hombres, entre las edades de 44 y 78 años de edad, durante seis meses, para conocer los efectos de la terapia de remplazo hormonal en el tejido prostático. Los datos preliminares de esta investigación sugieren que: cuando se administra testosterona (exógena) durante seis meses a hombres con síntomas de hipogonadonismo en dosis suficientes para aumentar los niveles en suero de testosterona a rangos medios normales el tratamiento parece tener pocos efectos sobre la glándula prostática. Por lo tanto, bajo las con-diciones expuestas en este protocolo de investigación existe un grado de seguridad en el uso de testosterona exógena como terapia de remplazo hormonal.

Existe evidencia que en ciertas circunstancias clínicas la terapia con testosterona podría ser de gran beneficio clínico. Por ejemplo, en un estudio con 22 hombres con angina de pecho el tratamiento de remplazo hormonal con testosterona mejoró la tolerancia al ejercicio. La administración de testosterona ha demostrado aminorar el tremendo catabolismo muscular asociado a las heridas por quemaduras. El suplemento con testosterona como tratamiento preoperatorio parece acelerar la recuperación posquirúrgica en personas adultas mayores en cirugía de rodilla. Más aun, el beneficio a corto plazo con la administración de andrógenos en personas con síndrome metabólico, condición asociada con bajos niveles de testosterona en suero, ha demostrado extenderse más allá de la suspensión del tratamiento

1Ge R, Hardy MP (2007) Regulation of Leydig cells during pubertal development. In: Payne AH, Hardy MP (eds) The Leydig cell in health and disease. Humana Press, Totowa, pp 55–70.

2Harman SM, Metter EJ, Tobin JD, Pearson J, Blackman MR. (2001), Longitudinal effects of aging on serum total and free testosterone levels in healthy men, Baltimore Longitudinal Study of Aging. J. Endocrinol. Metab 86:724–731.

3Gray A, Feldman HA, McKinlay JB, Longcope C. (1991), Age, disease, and changing sex hormone levels in middle-aged men: results of the Massachusetts Male Aging Study. J. Clin. Endocrinol. Metab 3:1016–1025.

4Chen H, Hardy MP, Zirkin BR. (2002), Age-related decreases in Leydig cell testosterone production are not restored by exposure to LH in vitro. Endocrinology 143:1637–1642.

Si desea más información sobre esta columna puede escribir al correo electrónico [email protected]

 

 

 

 

 

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