2012-12-07 04:00:00
En el diccionario de la Real Academia Española encontramos como definición de trauma aquella “lesión duradera producida por un agente mecánico, generalmente externo; choque emocional que produce un daño duradero en el inconsciente o emoción, impresión negativa, fuerte y duradera”. Poli es un prefijo que proviene del griego y que significa “varios”. No se debe confundir con el término, también griego “polis”, que se refiere esencialmente al conjunto de ciudadanos que habitan una urbe.
Sin deseos de ajustarse en una forma estricta a la semántica se entiende como politraumatismo a aquella agresión o daño que se da a un organismo vivo en múltiples formas y en distintos lugares con consecuencias que van desde lo leve hasta lo mortal. En una forma simple podría definirse como traumatismo de tejidos blandos a aquellas lesiones que abarcan desde la piel hasta estructuras internas; las lesiones de extremidades en donde sobresalen esguinces luxaciones o fracturas; los traumatismos de cara y de cráneo donde se pueden encontrar heridas de extensión y profundidad variables o las fracturas y contusiones del cráneo; los traumatismos de columna vertebral, del tórax y del abdomen en muy variadas formas y distintos alcances en gravedad. Pero el abordaje de un politraumatismo puede tener muchas implicaciones, aunque siempre debe caracterizarse como un desastre individual o colectivo por las graves repercusiones que tiene sobre la persona que lo sufre y todos aquellos que lo rodean.
Esto viene en relación a los criminales actos de represión, ya legitimadas por las instituciones gubernamentales, que se suscitaron el 1 de diciembre, donde el intelectual y dramaturgo Juan Francisco Kuykendall recibió un disparo de gas lacrimógeno en la cabeza, lo que le produjo una herida con exposición de masa encefálica, así como el joven de 22 años de edad Juan Uriel Sandoval Díaz, quien estudia la licenciatura en la carrera de Medio Ambiente y Cambio Climático en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, y que por una bala de goma perdió un ojo. Pero entonces llegamos a otro punto en el que es necesario comprender que se considera como catástrofe a un evento natural o humano que actúa como detonador de una crisis, mientras que desastre es la consecuencia de ésa crisis.
Pero si bien todos le tememos a los desastres naturales, resulta increíble y absurdo que el impacto de los desastres humanos, como el sucedido en nuestro país con las innumerables detenciones con golpizas aplicadas en niños, adolescentes adultos y ancianos, nos muestran el derrotero que seguirá la política sexenal y así solamente podemos experimentar una sensación de infinita vulnerabilidad.
Debemos unirnos y establecer una estrategia para defendernos gregariamente y no solamente cruzarnos de brazos. Si con pusilanimidad permitimos que esta serie de actos continúen, sufriremos las consecuencias de más catástrofes y, sobre todo, sus consecuentes desastres.
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