Cowboys y Aliens y guiones para Ripley

En 1948 el inefable pero celebrado Juan Orol escribió y dirigió Gangsters vs. Charros, rivalidad a la que condimentó –faltaba más– la presencia de una rumbera, encarnada por Rosa Carmina. Tal título vino a mi mente a propósito de otro bastante raro y de similar aroma a churro: Cowboys & Aliens, dirigida por Jon Favreau, el realizador de Iron man y Iron man 2. ¿Por qué tendrían los extraterrestres que esperarse al siglo XX o XXI para conquistar la Tierra? Bajo esa premisa, el film de Favreau los ubica en Arizona en 1873, con lo cual son los vaqueros y los apaches de la región quienes tienen que enfrentarlos. Entre los primeros están Jake Lonergan (Daniel Craig), Woodrow Dolarhyde (Harrison Ford) y Doc (Sam Rockwell), no tan solos en esos duros tiempos gracias al par de muy guapas damas encarnadas por Olivia Wilde y la veracruzana Ana de la Reguera. Wilde, como Ella Swenson, de hecho eventualmente adquiere un peso bastante mayor al de mera figura decorativa (sin Dr. House alguno que le haga la vida imposible). El argumento es bastante simple: los alienígenas, de avanzada antes del ataque definitivo –e igual en busca de oro, cual vulgares gambusinos– se roban a personas de la zona, con lo que los cowboys deberán seguirlos para salvar y recuperar a sus seres queridos. Sí: a caballo, con revólveres, rifles de caballería –y ya de aliados con los indios– lanzas y flechas. ¡Viva el western cinematográfico, con esta inesperada vena de fantasía sci–fi que no veíamos desde Regreso al futuro III!

Por cierto, uno de los guionistas de Cowboys & Aliens es el nacido en el Distrito Federal Roberto Orci, quien se ha referido a la película como “Los imperdonables, pero con aliens aterrizando...”. Y algo más: si lo relatado del film suena un poco a–la–Steven Spielberg, puede deberse a que él es uno de sus productores ejecutivos.

¿Vale la pena Cowboys & Aliens? De principio, bastante más de lo que podría esperarse (y temerse) por su título. Claro, es imprescindible que desde los primeros minutos consientas en eso que se conoce como suspensión de incredulidad, y que además pongas a tu cerebro en alcohol, en conveniente stand by. A partir de eso puedes entretenerte tal como recién lo hiciste con Super 8 (que también produjo Spielberg), pero ubicado 106 años antes, lo que te permite montar a caballo y tirar balazos desde tu butaca. Hay, sin embargo, en el primer acto del film, un cierto abuso de escenas demasiado obscuras, que te ponen a adivinar innecesariamente. Por fortuna, dicho rasgo ya no aparece más adelante. En fin, Aliens & Cowboys no es tanto una curiosidad como una nostálgica mirada al rudo pero noble viejo oeste, desde el inusual feeling contemporáneo que aporta la ciencia–ficción fantástica, tan aceptada en nuestros días por las generaciones más jóvenes de cinéfilos. Queda, pues, como alternativa.

Y buscando alguna otra, está también la de 8 minutos antes de morir, que en realidad se llama Source code. La dirige Duncan Jones –es su segunda cinta– y está actuada por Jake Gyllenhaal, Michelle Monaghan y Vera Farmiga. Su guión es laberíntico y deja la impresión de que así –como guión– funciona mejor que como película. Tiene que ver con un proyecto científico de la seguridad estadounidense que permite colocar a alguien en el cuerpo de otra persona a fin de anticipar y evitar acciones terroristas. ¿Y cuál es el eslabón para conseguir tal cosa? Justo el residuo de conciencia que por ocho minutos queda en una persona fallecida... o algo así. Y no bordo más en el argumento para no revelar sus giros significativos. Desde luego se trata de un thriller, en el que el protagonista –encarnado por Gyllenhaal– deberá descubrir al criminal que pretende evaporar un tren y a todo Chicago, por la vía de un detonanteself–made pero... cuasi–nuclear. Todo esto, en completo acuerdo con el apellido de su guionista, un tal Ben Ripley.