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La crisis agrícola: problema de seguridad nacional

Por: Arturo Huerta González

2013-01-08 04:00:00

 

La apertura comercial, como el trabajar con peso fuerte y dólar barato, ha llevado a que se prefiera el producto importado, y no el nacional. Las autoridades gubernamentales (tanto del PRI como del PAN) reiteradamente han señalado que es preferible traer del exterior los granos básicos que producirlos internamente, dado que resultan más baratos que los nacionales. Ello ha traído por consecuencia que la producción nacional del sector primario haya caído significativamente en las últimas décadas. En 1980 dicho sector (conformado por la agricultura, silvicultura, ganadería y pesca), representaba 9.8 por ciento del PIB, y en 2011 representó sólo 3.9 por ciento. lo que ha ocasionado pérdida de la autosuficiencia alimentaria, ya que dependemos de importaciones para satisfacer el consumo nacional, y a la vez somos deficitarios en el sentido de que se importan más granos básicos, de lo que el sector primario exporta. De enero a septiembre de 2012, México tuvo que erogar un total de 17 mil 926 millones 391 mil dólares para comprar alimentos a otros países, más de lo que ingresó por concepto de la inversión extranjera directa en dicho período (La Jornada, enero 6, 2012). Se evidencia el desperdicio de recursos que se ha venido dando en nuestro país, ya que perfectamente pudiéramos estar satisfaciendo el consumo nacional con producción interna, sin tener que recurrir a importaciones. Recursos que perfectamente podrían canalizarse para apuntalar la producción y el empleo nacional, se destinan para seguir fomentando la producción y el empleo de aquellos países que nos abastecen de productos.

El crecimiento de las importaciones de alimentos se debe tanto a la escases de la producción nacional, como al alza de los precios internacionales de éstos bienes. La economía nacional ha caído en una situación de alta vulnerabilidad y fragilidad, ya que pasamos a depender del comportamiento de los precios internacionales de estos productos, como de la disponibilidad de divisas para financiar tales importaciones, así como del tipo de cambio (relación peso–dólar). Toda alza de los precios internacionales de éstos bienes, seguirá impactando en los precios internos de estos, ya que su precio es determinado por el precio del producto importado. El problema se incrementará cuando no haya entrada suficiente de capitales para financiar los productos esenciales a la dieta alimenticia del mexicano, y cuando el tipo de cambio, en vez de estar en 12.50 pesos por dólar (como está ahora), pase a estar más caro. En tal situación habrá hambruna en el país, tanto por la incapacidad de la producción nacional para satisfacer el consumo interno, como porque muchos sectores de la población no contarán con ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades de consumo alimenticio ante el alza de precios que se originaría.

Ello es resultado de la falta de visión estratégica de quienes nos han gobernado, que han descuidado y marginado al sector agrícola nacional, lo que ha comprometido, no solo el nivel de vida de la población que trabaja en dicho sector, sino el abasto nacional, tanto de consumo, como la demanda de insumos que requiere la industria, todo lo cual ha frenado la dinámica económica, y comprometido la seguridad nacional, dado que la pérdida de la autosuficiencia alimentaria.

No se puede dejar al sector agropecuario al libre juego de las fuerzas del mercado de economía abierta, dado que el país no tiene condiciones productivas, ni competitivas para hacer frente a las importaciones de estos bienes. No ha habido política agrícola  que contemple política crediticia, ni de subsidios eficaces que estimulen la productividad en dicho sector, ni política de protección frente a la competencia adversa que enfrenta, ni política de comercialización a favor de los productores nacionales, todo lo cual los ha colocado en desventaja frente a importaciones, traduciéndose ello en descapitalización del sector, y en fuertes rezagos productivos, difíciles de revertir, al seguir la misma política económica que ha generado tal situación. El sector agrícola es crucial para el desarrollo de toda economía, tanto para abastecer de productos baratos, para no generar presiones sobre salarios, como sobre los costos de producción de la industria, y generar excedentes de producción susceptibles de ser exportados y aprovechar el alza internacional de los precios de estos bienes, todo lo cual redundaría en bienestar de dicho sector, como de la economía en su conjunto. El país dejó de tener visión estratégica desde hace muchas décadas.

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