El G20 insiste en más de lo mismo, a pesar de la crisis

Se celebra en México la Cumbre de Agencias de Promoción de Inversión y Comercio del G20, la cual hace un llamado a disminuir el proteccionismo. Se sigue defendiendo el libre comercio, el cual ha llevado a muchos países, como el nuestro, a tener menos industria, menos sector agrícola, menos empleo formal, menos crecimiento económico, así como mayor número de pobres y creciente violencia. Ante la generalización de la recesión económica, y la caída del comercio mundial que se está presentando, diversos países (Brasil, Argentina, Rusia e India, entre otros) están instrumentando políticas proteccionistas a fin de proteger su producción y empleo, ante la mayor competencia que se está dando para preservar e incrementar mercados. Muchos ya se están dando cuenta de que no tienen perspectivas de crecimiento hacia fuera, por lo que se avocan a instrumentar medidas proteccionistas para crecer en torno al mercado interno, lo cual pasa a cuestionar al proceso de globalización predominante, y de ahí la preocupación de los organismos internacionales como la Organización Mundial de Comercio (OMC), defensora del libre comercio, de pronunciarse en contra del proteccionismo.

La OMC propone a los países impulsar la entrada de inversión extranjera para “mitigar los efectos de la crisis mundial”. Ello evidencia que muchas economías, como la nuestra, no tienen condiciones endógenas ni manejo soberano de la política económica para tener políticas contra–cíclicas para hacer frente a los shock externos, por lo que se tiene que recurrir a promover entrada de capitales, para con ello sortear la adversidad externa que ya está presente. En ello se inscriben las reformas estructurales, encaminadas a impulsar la privatización de sectores estratégicos, como el energético en nuestro país, para ampliarle la esfera de influencia al capital internacional, para así allegarnos flujos de capital para garantizar el financiamiento del déficit de cuenta corriente de balanza de pagos, como para incrementar la inversión, y así contrarrestar la caída de las exportaciones, como de las remesas, que ya está aconteciendo. A través de la mayor extranjerización de los sectores estratégicos de alta rentabilidad, se pretende compensar la disminución de los flujos de inversión de cartera (financiera) que acontecerá ante la mayor vulnerabilidad de los mercados financieros que la propia crisis genera.

Por su parte, el Secretario de Hacienda de México dijo en dicha reunión que “el objetivo de los próximos meses será restablecer la confianza y reducir los riesgos y volatilidad en los mercados internacionales”. El problema es que tal tipo de declaraciones ya desde hace tiempo se vienen diciendo, y nada de ello se ha conseguido. Al proseguir la misma política económica, continúa la falta de confianza, los altos riesgos, la alta volatilidad de los mercados, que están generalizando un contexto de recesión económica, que retroalimenta la incertidumbre. Para este funcionario, Europa hoy en día está mejor que lo que estaba a fines de 2011, porque se han “establecido mecanismos de supervisión, y rescates unificados”. El problema es que ello no ha librado a Europa de la recesión económica, del alto desempleo, y de la crisis bancaria y de deuda que enfrenta. Los tomadores de decisiones continúan impulsando la misma política que ha ocasionado la crisis, y ahora se preocupan de que Estados Unidos pueda realizar un fuerte ajuste fiscal que contraiga su actividad económica, y con ello la de la economía mundial, dado el impacto que tal economía tiene sobre el resto.

Reuniones van y vienen del G20 y de los organismos financieros internacionales, y la recesión económica y las altas tasas de desempleo no se revierten. En vez de pronunciarse por políticas de pleno empleo, e incremento salarial, y revisión del proceso de globalización para crecer en torno al mercado interno y beneficiar a las grandes mayorías, se pronuncian en contra del proteccionismo, y recomiendan más privatización y extranjerización de las economías para que éstas atraigan flujos de capital para supuestamente así sortear la crisis. Lo que ello ocasiona es mayor poder económico y político del gran capital, y a subordinar a los gobiernos a los intereses de éstos. Por más extranjerización de las economías, prosiguen los problemas de falta de crecimiento, de alto desempleo, y pobreza, lo que en unos países está llevando a la gente a las calles a protestar, y en otros a delinquir, como es el caso de nuestro país.