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¿Se resolverá la crisis con las propuestas de Calderón?

Por: Arturo Huerta González

2012-02-21 04:00:00

Felipe Calderón en el encuentro preparatorio al G–20 que se celebró el 19 y 20 de febrero en Los Cabos, Baja California, donde asistieron cancilleres de dicho Grupo, aseveró que “sí es posible resolver la crisis financiera mundial y al mismo tiempo estimular el crecimiento en este momento coyuntural”, y demandó tomar medidas “contundentes, con oportunidad y abrumadoras”. Afirmó que está decidido a que la reunión del G–20 a celebrarse en junio, “sea un éxito”, para lo cual dijo, “es necesario tomar medidas firmes” y “respuestas abrumadoras”.

Los temas de la agenda expuesta por Calderón incluyen: 1) la recuperación, estabilización y crecimiento; 2) el fortalecimiento de las instituciones financieras mundiales; 3) mejorar el sistema financiero y medidas de inclusión financiera (bancarización de los más pobres, microempresas personales así como pequeñas y medianas empresas); 4) seguridad alimentaria (mitigar la “voracidad y volatilidad de precios”), y 5) crecimiento verde.

El problema de G–20, como de los otros foros internacionales, es que siempre se plantean los mismos objetivos, y reuniones van y vienen y la problemática económica mundial sigue acentuándose, donde por un lado aumenta el desempleo, se reducen salarios y prestaciones laborales, y por otro crece el poder económico–político del gran capital financiero internacional, el cual (a través del Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo) impone a los países deudores políticas de ajuste que actúan a favor de los acreedores, es decir, de los dueños del dinero.

El G–20 no realiza ningún análisis y discusión de las causas de la crisis, y no lo hacen porque no quieren reconocer que las políticas económicas que ellos impulsan son las causantes de la crisis, y no quieren cambio alguno de la política que favorece al gran capital. Ellos siguen insistiendo en las políticas macroeconómicas de estabilidad, y en las reformas estructurales de liberalización y desregulación económica, y en el impulso de la privatización y extranjerización, lo cual ha actuado en detrimento de la competitividad, de la esfera productiva, del crecimiento, y del empleo, y ha llevado a las economías a depender del endeudamiento, lo que las coloca en un contexto de alta vulnerabilidad, que las ha llevado a un contexto de recesión económica, y de alto desempleo, y  a estar sujetas a las políticas de ajuste impuestas por los acreedores internacionales, a los cuales representa el G–20.

La recuperación, estabilización y crecimiento no se logrará con las políticas predominantes. La preocupación del G–20 es “el fortalecimiento de las instituciones financieras mundiales”. No tienen interés de encarar el problema del desempleo creciente, y el deterioro de los salarios, ni los problemas de insolvencia, de miseria y violencia que ello está generando. Se dicen preocupados de la seguridad alimentaria, y del crecimiento verde, pero quieren resolverlo a partir de las políticas de libre mercado, que son las causantes de que muchos países, entre ellos el nuestro, haya perdido la autosuficiencia alimentaria, y que se esté comprometiendo el eco–sistema a nivel mundial. Por los líderes del G–20 corre por su sangre el libre mercado, la defensa del libre comercio, como de los flujos de capital, así como las políticas de menos Estado y más mercado, que han desembocado en la crisis que se enfrenta a nivel mundial, y que ha llevado a la mayor centralización del capital en manos de unos cuantos. El mundo y el país requieren de liderazgos que luchen por las grandes mayorías de la población, y no trabajen y se subordinan al capital financiero.

Ello no se resuelve en los foros internacionales, ni en las reuniones del G–20. Se requiere cambio de correlación de fuerzas a nivel nacional e internacional, para que las grandes mayorías elijan a líderes que respondan en beneficio de los gobernados, y no de una élite económica poderosa. En Grecia y España la gente se está manifestando en las calles en protesta por las políticas de ajuste que están expoliando a la población. Solo a través de una población concientizada y movilizada, podrá darse los liderázgos que luchen por modificar las políticas predominantes causantes de los problemas que enfrentamos. Hay que poner en el centro de todo debate y propuesta de solución a la crisis, los objetivos de empleo bien remunerado para todo aquel que lo solicite, y la política económica y la estrategia de desarrollo a instrumentar debe encaminarse a alcanzar tal objetivo. Los gobiernos deben ser juzgados no por las calificadoras internacionales que responden a los intereses del sector financiero internacional, y de ahí que los gobiernos trabajan con políticas de austeridad fiscal, baja inflación, a costa de relegar los objetivos de crecimiento, de empleo y de bienestar de la población. Los gobiernos surgieron para responder las demandas de las grandes mayorías de la población, no para defender los intereses de los sectores poderosos, tal como lo hace el G–20, por lo que la reunión a celebrarse en el país en junio próximo, “será un éxito” para el gran capital, porque seguirán con la misma política, por lo que no representará un éxito para los que buscan empleo, o los que quieren ver incrementados sus salarios y nivel de vida, pues éstos no tienen líderes que los representen y que luchen por sus interes.

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