Ricardo Antonio Landa

Aguza la vista y descubre destellos en mis ojos. La corriente y el rumor aleja el  trinar de las lenguas, trae el aroma de tu piel. Te siento a través de los velos. Brillas, corta tu pecho el aire. Me estremecen tus pasos. Acércate, ven sin temer y hallarás...

Aun en tiempos de sequía el clavel no se vence dura más su cabeza erguida, orgullo rojo, fresca brisa. Su cabeza roja no se vence. Cunde su flor, resuena: un corazón en pétalos, sangre que permanece. Cuando toma tu mano es amoroso compañero. En tu pelo prendido es cerebro deshojado. Clavel,...

Estoy frente a la pizarra. No se cómo llegó a mi mano la tiza, sí sé a que sabe un gis... ¡Cuánto he roído para blanquear la dentadura! Copio lo visto en el cuaderno silabario que heredé  de mi madre cuando niña: me da un...

Alguna vez negué amarte ya la luz se fue de mi secreto. Solo dejé para ti leves palabras, guardé el impune crimen que me seca la boca. Mas no sales de mí, presente o distante horadas estos muros sincera y definitivamente. Pero se develó la historia en versos, mitos,...

Cómo  nombrarte otra Cómo olvidar la cinta en tu pelo Cómo atarme a tu vientre  Cómo soñarte al espejo  Cómo trepar de tu abismo Cómo apaciguo amor Cómo derramar lunas Cómo dormir insomnios Cómo morir en el acto fallido  El inconsciente pregunta. Ricardo Landa, enero de 2024. (la luna, Sam...

La voz desgarradora, impensable, asombrosa. Entre sus voces, una, la que silabante emite mi nombre. La voz que parpadea apenas, solazándose muy adentro. La voz primigenia, voz de pechos maternos, arrullo eterno. La abrupta, inspirada, arbitraria voz en cuello. Si su voz ti tu bea vislumbras un diluvio de goces. Acaricia su voz pastoza, su fraseo...

El ministro del capitalismo verde vocifera  un discurso por el día mundial de los gatos. Seeb se ha vestido de negro como sus amigas, pero ha preferido entrar a la sala de conferencias sin la capucha de los anarquistas. El ministro termina, y cuando los demás le...

La vida puede ser un ágape interminable, también puede ser un ferviente deseo. Sírvase evitar lo que amargue y pudra tanta delicia, la mentira, el desasosiego, la alabanza engañosa, el orgasmo más fingido, la culpa y la deslealtad a su sabor y su saber...

Por qué no alcanzó Egipto Dónde dispersó el aliento de la vaca y el asno el fósforo blanco sobre el pesebre Dónde podrá hacerse hombre ese niño Dónde la cuna rota y el pecho sin leche Por cuáles veredas escapó del sitio Cualquier niño...

Desde la infancia, El pan de dulce por el que deliro es el corazón de canela. Mojado en café, se va el amargor de la vida. Si lo mastico despacio, recuerdo. Si lo pierdo en la mesa, días, meses, años, lustros -entre tanto embrollo en que...