El año pasado, el presidente de la Televisión Española, José Antonio Sánchez Domínguez, tuvo el desatino de dar un discurso por demás desafortunado en la Casa de América en Madrid. El desaguisado nos llegó a estos días pues un portal de videos en español (A+J) distribuyó una nota en el facebook y de ahí ha tenido innumerables vistas. Haciendo lujo de ignorancia y de pedantería, afirmó que España no llevó a América ni conquista ni colonización; llevó evangelización y cultura. Según recoge el periódico español El País, Sánchez habría reconocido que “Mi falta de conocimiento sobre el asunto, el exceso de trabajo que tengo y el poco tiempo que he tenido hace que la calidad de las palabras que voy a pronunciar deje mucho que desear por lo que pido perdón por las mismas”, todo ello con constantes referencias a la capacidad civilizatoria de España y su avanzado nivel cultural lo que habría impedido que ellos llevaran a cabo todo tipo de atrocidades en América. Remató el discurso, según dice el diario español, de esta manera citando a la antropóloga Inga Clendinnen de su libro Los Aztecas. Una interpretación: “Lamentar la desaparición del Imperio azteca es como mostrar pesar por la derrota de los nazis en la II Guerra Mundial”. Otros medios españoles se han dedicado a desmentir semejante línea en el libro de Clendinnen que, a decir de Enrique Florescano, entrevistado por Verne “Inga era una admiradora y profunda conocedora de la cultura y la civilización azteca. Su libro sobre la historia de la Conquista de México es excelente. No pudo haber dicho eso. Es una afirmación totalmente reaccionaria y contraria a toda la verdad histórica. Ella hizo aportaciones muy importantes para la revalorización de la cultura indígena”. La clave está en lo reaccionario de la afirmación, del funcionario y del gobierno que lo puso ahí.
Con poca fortuna, he de decir que esta es una constante de muchos comunicadores en todo el globo que se avientan sin el más mínimo recato afirmaciones como esas, sin mediar una mínima investigación o consulta a algún especialista. El funcionario, que pertenece al Partido Popular, es la digna representación de la contracción que está viviendo el mundo en la actualidad, una que nos está llevando, como lo he comentado en otras ocasiones, al retorno del conservadurismo más ramplón por simple y vacuo. La negación de semejante verdad histórica, se asemeja a la que llevan a cabo grupos neonazis que afirman que el holocausto nazi no existió y fue una fabricación de la conspiración sionista contra el pueblo germano orquestada por los judíos de Hollywood. Nos encontramos ya en el umbral de un nuevo oscurantismo caracterizado por la ingente cantidad de información presente en la red y que nadie consulta pues la tendencia hoy es tener verdades a medias. Tradicionalmente las derechas en el mundo tienden a la defensa de proyectos imperiales, de la denostación del otro por cuestiones materiales, económicas, raciales y sociales. El que alguien como Sánchez lea un discurso que seguramente no preparó, que está repleto de estereotipos y afirmaciones incorrectas, es meramente lógico en tal construcción ideológica. No dudo que mucha gente le aplaudió como focas amaestradas en el evento y que muchos lectores de la nota, sean españoles o no, crean en tales afirmaciones; recordemos, México no sólo es racista, sino que también se encuentra profundamente afectado por las políticas neoliberales que lo hacen cada vez más ignorante de su pasado. Tan solo hace unos días, una alumna mía de posgrado que egresó de la Iberoamericana, me decía que conocía estudiantes de esa Institución que presumían el haber terminado la carrera sin haber siquiera abierto un libro. Hoy, hay que tener la información de monografía y haberla leído en facebook, ¿para qué perder el tiempo leyendo un libro?
Por otra parte, muchos de los que han criticado a Sánchez en redes sociales, lo hacen desde los estereotipos comunes a discusiones de este nivel, donde lo principal es asumir una postura maniquea. Cuando se piensa en absolutos, no se requiere informarse para emitir una opinión. La diferencia entre Sánchez y el público en general, es que dicho fulano lo hace en una conferencia, en la Casa de América, y con la “autoridad” que le brinda el puesto que detenta. No olvidemos la cantidad de cosas absurdas que le escuchamos a Carlos Loret de Mola en el entorno del nombramiento de “maravilla del mundo moderno” a Chichén Itzá… ¡Maravilla del mundo moderno! Como dijera Carlos Monsiváis en un artículo publicado en El Universal en 2007, los intelectuales de derecha suelen justificar gobiernos de mano dura o dictatoriales por el hecho de que ellos defienden la moralidad y la iglesia, ambos conceptos incluidos en el discurso de Sánchez. Cuando viví en España hace varios años ya, escuché en diferentes círculos, generalmente de pensamiento de derecha, que tal imperio, el español, habría tenido una auténtica labor civilizatoria en todo el orbe. Es más, mientras estudiaba en la Universidad de Salamanca, se llevaron a cabo elecciones para la rectoría, y uno de los candidatos, al dialogar con la Asociación de Estudiantes Latinoamericanos, dijo que España no le debía nada a América, si acaso, a México, por el exilio y a Argentina por las patatas. Como se imaginarán, no votamos por ese señor. Como se ve, Sánchez nos ofrece espejitos por joyas, en un discurso repleto de ignorancia, conservadurismo y claramente tendencioso. Habrá que irnos acostumbrando, será la tendencia.