Con el eufemismo -o la total falacia- de que los padres de los estudiantes de las 774 escuelas públicas que adeudan 280 millones de pesos no serán quienes cubran el pasivo, el director de Agua de Puebla ratificó la intención de esa concesionaria por cobrar el próximo ciclo escolar una cuota a los centros de estudio que equivale a 100 pesos por alumno inscrito, la cual sería pagada por los “administradores” de dichos planteles.
Es obvio que los “administradores” no tienen los recursos para solventar el cobro y si lo tuvieran tendrían que dejar de invertirlos en otras actividades de índole meramente educativo.
Todo parece indicar que la cuota será endosada a los paterfamilias disfrazada de algún tipo de “cooperación voluntaria” o hasta podría incluirse, sin ser detallada, en las cuotas que suelen cobrar las mesas directivas que los representan.
El asunto para Agua de Puebla es que el negocio que tiene planeado con las escuelas no se le caiga y no parece ser suficiente para la compañía las ganancias desorbitadas que ha obtenido por el aumento de hasta el 400 por ciento en la tarifa del servicio, tal y como lo ha denunciado la Asamblea Social del Agua.
La naturaleza de las empresas es generar plusvalía para sus dueños y en el caso de Agua de Puebla esa regla parece cumplirse al pie de la letra, con la agravante para los poblanos de que se lucra con un recurso que es vital.