Dedicado al ex ferrocarrilero Salvador Villegas, quien falleció días atrás. Con esa encomienda fue celebrada la edición número 13 del concierto Sinfonía Vapor, en el que máquina y música se unen. Como cada año, desde antes del primer movimiento de batuta, el público que asiste a este acto ya tradicional en la ciudad se dio cita en la segunda sección del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos.
Como en cada edición hay un solo deseo: ver en movimiento una locomotora que se une como un instrumento en uno de los movimientos de esta sinfonía creada hace 148 años por Melesio Morales, en el marco de la inauguración del ramal del Ferrocarril Mexicano que llegaría a la ciudad de Puebla, un acto encabezado en 1869 por el entonces presidente Benito Juárez García.
Días atrás, un equipo de técnicos organizados por Guillermo Contreras, se encargan de hacer posible que la locomotora de vapor OdeM2 se movilice algunos cuantos metros por uno de los rieles de la segunda sección del MNFM.
Dicho recorrido basta para que el público estalle en júbilo al ver completa la escena: cuando se ve completa esta obra de Melesio Morales pensada para orquesta, banda y trenes.
Dicha pieza, también conocida como La Locomotiva o Locomotora Morales, es una sinfonía que le valió a Melesio Morales el reconocimiento como pionero en México de la música descriptiva, evocativa y maquinista, por utilizar sonidos reales de máquinas de vapor que fueron incluidos como un instrumento más de la orquesta.
Así, apoyado en el movimiento y el sonido de esta locomotora construida por la H. K. Porter Locomotive Works en 1942, en Pittsburgh, Pennsylvania, Estados Unidos, la pieza contribuye a la recuperación de la historia musical del ferrocarril.
Sinfonía Vapor cerró ayer el concierto ofrecido por la Filarmónica 5 de Mayo dirigida por Fernando Lozano, y la Banda de Música de la Secretaría de Seguridad Pública del estado de Puebla, la cual está a cargo de Abraham Ibáñez.
Además de la pieza de Melesio Morales, fueron interpretados La urraca ladrona, de Rossini; El vals emperador, de Strauss Jr.; la polka Los chamacos, de Abundio Martínez; el vals Las violetas, de José Mauro Garza, y la Fiesta para bugles, de Leroy Andersson.
También, fue interpretada una pieza del programa original: Las cuatro estaciones, de Arturo Márquez, una obra compuesta de manera particular para el concierto Sinfonía Vapor en su primera edición de 2004, que destaca porque fue escrita para las estaciones de Aguascalientes, San Luis Potosí, Veracruz y Puebla, por lo que se convierte en una especie de viaje musical ferroviario.