1
Penetrante y pertinaz
la llovizna de amarnos
rueda entre las nubes.
2
También la lluvia
deja muescas en el alma.
3
La hoja de su navaja
devana la memoria
jugosa y sangrienta.
La tarde pasa.
4
El iris atrapado en las gotas
que resbalan
lentas
tras la celosía.
5
En algunas madrugadas,
la gotera que horada el sueño
colma el vaso del insomnio
y derrama flores, cantos, espinas.
6
Las ventanas se conmueven
con el grito y el relámpago
que vocean las ofrendas de la noche:
el ave anida/ la avenida/
la ve en ida/ la ven ida/
la venida.
7
Tras de la lluvia:
Cuando se fue ayer dije:
¡Ah, este vapor en los poros!
Hoy digo:
¡Ah, esta escarcha
que no deja cerrar los ojos!