El Gasoducto Morelos habría sufrido fracturas interiores luego del terremoto del pasado 19 de septiembre, lo cual podría generar una catástrofe si las autoridades deciden poner en marcha el proyecto que circunda las faldas del volcán Popocatépetl. Por esta razón, la defensa legal de los pueblos del Valle de Atlixco presentó un recurso de revisión adhesiva para que se efectúe una inspección a la infraestructura, y también impugnó el intento de efectuar una consulta ciudadana, por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), por la instalación del gasoducto.
Hay que recordar que aunque la obra de este conductor ya está prácticamente culminada, su funcionamiento se encuentra suspendido gracias a dos amparos ganados por los pueblos que se oponen al proyecto, debido a que su operación es inviable por hallarse en una zona de inminente riesgo eruptivo.
El movimiento telúrico del 19 de septiembre afectó de una manera sumamente grave el Valle de Atlixco y la Sierra Mixteca de Puebla, causando graves destrozos y pérdida total de inmuebles públicos y cientos de casas.
Es por eso que, sin ánimo ocioso y mucho menos alarmista, resulta conveniente cuestionar qué habría sucedido si el Gasoducto Morelos ya hubira estado operando durante el temblor: ¿de qué magnitud habría sido el desastre causado por una explosión o una fuga de combustoble?
Se está aún a tiempo de abortar por completo el despropósito de usar infraestructura conductora de material altamente explosivo en una región que puede sufrir en cualquier momento una erupción mayor del volcán Popocatépetl y causar daños de consecuencias inimaginables.